¿cómo hacer para no caer en un lugar común? ¿Cómo hacer para escribir algo que no haya sido dicho hasta el hartazgo? El primer problema (que es a la vez lo más lindo) es que todo el mundo habló, habla y hablará de esto. Los medios de comunicación están tirando paladas de pólvora sobre un fuego amenazante. A ellos no les daremos importancia porque la trascendencia de este momento la da la gente, en la calle. Todos tienen algo para decir aunque sea repetir lo escuchado. La literatura está viva.
Estas palabras se publican aquí sin la menor previsión. Traduciendo: no sé qué mierda vendrá después de esta palabra, peor aun, después del siguiente punto y seguido.
Toda la semana vino cargada y el día del partido la ansiedad desbordaba todos mis diques. El asado a las seis de la tarde, la jarra de fernet, las charlas con los amigos ayudaron a despejar la cabeza por un rato y, al mismo tiempo, a acelerar ese dínamo de fútbol que tenemos adentro.
En la cancha pasaron cosas raras. La primera fue haber ganado. La gente en la previa vaticinaba una obra de títeres, un cuento de niño con final por todos conocido. Grondona, Passarella, o cualquier otra persona de poder, manejaría con sus dos manos y sus diez dedos, el desarrollo del partido. Desde arriba jugaría con los jugadores, con la gente que fue a la cancha y con los millones de televidentes. Nadie se imagina a River en la B. ¿Por qué? ¿Será que en este país ya pasó todo lo que tenía que pasar? ¿Será que se clausuró la historia entonces lo que es así ya lo es para siempre? ¿Los grandes grandes y los chicos chicos? Acostumbrados a una relación siempre injusta de la justicia todo el mundo pensaba: no importa lo que pase, a River lo salvan.
Anoche lo que pasó fue un partido de fútbol, tan sencillo como eso y tan poco imaginado como eso. Ganó Belgrano dos a cero (el análisis del juego es muy difícil de hacer)Y queda otro partido más en el que cualquiera de los dos puede ganar.
Hubo inexplicables alegrías anoche. Una de ellas fue ver a la gente de River apiñada en esa tribunita de mierda que tenemos, sin lugar para poner sus banderas, sin lugar para mostrar toda su grandeza, sin lugar para su "historia", en esos escalones tan poco correspondientes a lo que son y dicen ser. El equipito de mierda, el Belgrano de Córdoba, el de la canchita, el que les gritaba "se van para la B", sí, ese, les ganó dos a cero.
Ahora ya no importa lo que pase en Buenos Aires. De la misma manera en la que no importaba lo que sucediese anoche. Porque para nosotros esto era una fiesta. Porque hace unos meses estábamos últimos y ahora nos encontramos en la lucha y eso es lo que cuenta. Porque nadie daba dos monedas por nosotros y ahora están todos mirando en la billetera, tanteando los bolsillos.
Anoche, luego del brindis reglamentario con los amigos de tribuna, me fui a esperar el colectivo. En el medio me topé con cientos de hinchas que se iban a festejar al Patio Olmos. Allí me crucé con Sergio Cejas, fotógrafo de La Voz. Le dije: "loco, vos nos sacaste una foto hace unos meses en la tribuna. El titular era 'el peor de todos'. Mirá dónde estamos ahora".El tipo se acordó, se cagó de risa y me dio un abrazo. "Yo no escribo los titulares, pibe" Y se fue corriendo al cierre de la edición.
Ayer cerré los ojos deseando que el día no se terminara más...
1 comentario:
groso gringo!!!
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