jueves, agosto 30, 2007

Diálogo

Diálogo de un cuento (todavía en construcción) Verá la luz cuando se corran algunas nubes obstaculizadoras de inspiración y voluntad. Gente común, hablando sobre cosas comunes, perdiendo el tiempo. Este y otros diálogos están dedicados a Soledad Soler ("¡se agotaron!")


- Daría cualquier cosa por tomar un mate.
- ¿Sí?
- Sí.
- La verdad que sería muy lindo tomarse unos mates.
- Sí.
- Che, y ¿qué darías por un mate?
- ¿Ahora, acá mismo, o generalmente?
- No, ahora.
- Y, no hay mucho para dar acá.
- Entonces tantas ganas de tomar mate no tenés. Sino se te tendría que ocurrir algo. O sea que decís “daría lo que fuera por tomar un mate”, y al final no soltás nada.
- Primero: lo que yo dije fue “daría cualquier cosa por tomar un mate”
- Es lo mismo…
- Segundo: no me das tiempo a pensar. A ver, por ejemplo, un tiende a hacer promesas o a relegar cosas u objetos importantes. Yo creo que…
- Tu reloj, por ejemplo, ¿darías tu reloj?
- Vos estás loco. Este reloj me lo dio mi abuelo.
- Bueno, entonces…
- Daría los veinte pesos que tengo en mi billetera por un mate.
- ¿Sí?
- Sí.
- Por un solo mate.
- No, por varios.
- Ah, sos un ratón.
- ¿Vos qué querés? Yo te estoy dando veinte pesos por un solo mate. Estás en pedo. Por lo menos quiero cinco o seis mates o medio termo en su defecto.
- Primero: vos a mí no me estás dando nada. Segundo: medio termo son más de cinco mates. Son como diez.
- Dependiendo de la capacidad del termo.
- Dependiendo de la capacidad del termo. Pero vamos a asumir que el termo es de un litro. O sea, uno de los comunes; esos de metal, ¿estamos?
- Sos jodido ¿eh? Todo por un mate amargo.
- ¿Un qué?
- Un mate, estúpido. Hace diez minutos que estamos discutiendo sobre eso.
- No, es que me pareció escuchar la palabra “amargo”.
- Sí, eso es lo que dije: “amargo”.
- No podés tomar mate amargo.
- ¿Por qué?
- El mate amargo es asqueroso.
- Vos sos asqueroso. El mate amargo es delicioso. Se le siente el gusto a la yerba, no tenés que andar cargando azúcar para todos lados, es más cómodo, es más barato, le gusta a todo el mundo, ¿qué más querés?
- ¿Terminaste?
- Puede ser.
- El mate amargo es intomable. Es todo parte de una gran tradición. Además, mucha gente toma sin que realmente le guste. Es como una imposición que empieza a surgir efecto cuando uno entra en la facultad y se cruza con un montón de pseudo hippies, o pseudo revolucionarios, o pseudos cualquier cosa, que solo toman mate amargo y que simbólicamente te obligan a que lo consumas. Lo mío es una cruzada contra todo eso. A todos nos gusta el mate con azúcar, sólo que algunos lo olvidan y otros tan sólo lo reprimen, como vos.
- Vos sabés que te conozco hace mucho, pero nunca te había escuchado hablar tantas estupideces juntas. Primero me lo cuestionás a Crespo, y ahora esto. A veces no te entiendo.
- A lo mejor te falta un poco de azúcar.
- A lo mejor tendrías que pensar un poco más antes de abrir la geta.
- Ya me lo han dicho.
- Ay, qué sos boludo ¿eh?
- …
- En fin, mataría por un mate.
- ¿Sí?
- Sí.
- ¿Y a quién matarías, por ejemplo?

lunes, agosto 27, 2007

Tranquilo

Dedicado a los que comparten mi apellido.

Me considero una persona tranquila. Es difícil hablar de uno mismo, mucho más a la hora de buscar adjetivos positivos para definirnos. Pero es así, yo soy una persona tranquila. Y ojo que no lo digo sólo yo; la gente que me conoce también me reconoce esa virtud. Tengo paciencia ante hechos que a todo el mundo lo sacarían de quicio. Y soy así porque mi padre era muy, muy tranquilo y se tomaba su tiempo para todo, y todavía lo recuerdo, sentado en su reposera, viendo transcurrir las horas. Y ni hablar de mi vieja; la vieja era una persona de lo más serena que ni siquiera hacía ruido cuando caminaba, y veía tele largas horas, tejiendo, tomando mate. ¡Y gracias a Dios que me casé con una persona así, tranquilita como yo! Soy tolerante hasta donde me dejan ser tolerante. Porque tampoco voy a andar tragando mierda de todos sólo por ser una persona que piensa antes de actuar impulsivamente. Y ahí está la clave: pensar dos veces antes de actuar, ¡o tres si hiciera falta! En la irracionalidad radica toda la violencia y la intolerancia. Si no pueden fijarse ustedes lo que es el tráfico en la ciudad hoy día. ¡Por Dios ya ni se puede manejar sin que le toquen bocina a uno! Entonces, antes de actuar con la fuerza de los impulsos me detengo y pienso, veo la situación y reflexiono, y después, recién ahí actúo.
Como verán, soy una persona tranquila. Eso sí hay pocas, poquísimas cosas que me alteran. No me alteran casi nada, pero me sacan de mi conducta habitual que es pausada, serena y respetuosa. ¿Qué cosas me molestan mucho? Y, podría decir que me molesta un poco bastante, esperar. A veces me pongo nervioso cuando estoy haciendo colas larguísimas y eternas en el banco. Pero trato de relajarme y de pensar que a lo mejor se cayó el sistema (de vuelta, como siempre) o que los empleados están trabajando a destajo porque están tapados de trabajo o porque faltó alguien y tienen que cubrirlo. Y recién ahí me tranquilizo un poco. De lo contrario, a veces, pero muy de vez en cuando, se me da por pensar que son todos unos parásitos que no hacen nada. Que faltan todos cuando se les da la gana, manga de vagos, gusanos sin escrúpulos. Y ¡oh casualidad! Se cayó el puto sistema de vuelta. Y empiezo con esos tics nerviosos que me agarran en el ojo y muevo las piernas y… Bueno, pero es por eso, como dije antes, que casi nunca, creo que muy pocas veces me habrá pasado, que pienso todas esas cosas que, por más verdaderas que parezcan, no son así; la gente está trabajando al igual que yo y de ninguna manera se cagan en la gente. También, ahora que me pongo a pensar, me molesta un poquitito ir a hacer trámites a las entidades públicas. La mayoría de las veces voy, hago lo mío y me retiro, pero me ha pasado un par de veces que una señora, que puede ser gorda o no, está sentada en su puesto de trabajo sin hacer absolutamente nada, o sí, se lima las uñas con una concentración admirable, y yo estoy parado con mi mejor cara de boludo esperando que esta imbécil, gorda inútil me atienda; y de vuelta el tic en el ojo y yo que me trago todos los insultos porque no quiero que piensen que estoy loco. Y se me da por pensar de que toda la administración pública esta plagada de la peor mierda burocrática y que habría que reventarlos a todos y a cada uno de ellos. Y la señora por fin me atiende y yo me voy a casa, tranquilo. Pero no se confundan, esto que les cuento es para que vean que yo también soy humano y que si bien, como les dije, tengo una personalidad serena, paciente, a veces me molesto un poco. ¡Soy mortal! Sí, sí. Y creo que eso es todo…, ah, no, me olvidaba, creo que me pone un poco nervioso, pero muy poco, en serio, esperar en los consultorios médicos, odontológicos o de cualquier índole. Es que yo no tendría ningún problema en esperar todo el tiempo que sea, pero si me dan un turno para determinada hora y después me atienden cuando se les da la gana, para qué mierda me dicen que venga a las cinco y me hacen pasar a las siete. Sí, ya sé, “el Doctor Perez se retrasó, en unos minutos lo atiende”, “cómo no señorita”, pendeja de mierda decime la verdad, decime que el inútil del Doctor Perez llega cuando se le canta la gana, dale, decime, pero no, vos no me decís eso porque no podés, claro, no es tu culpa, pero podrías tener un poco más de consideración la concha de tu madre, vas a ser secretaria toda tu vida porque no servís para nada más que para mover ese pedazo de culo que tenés. Y en el dentista lo mismo. La muela me está taladrando la cabeza y el pelotudo del dentista te atiende a la hora que se la canta, y las revistas de mierda que hay en la sala de espera son más viejas que la boluda de mi esposa, y las leo, igual, porque sino el dolor me mata, y cuando las hojeo me enfermo y pienso en la infeliz de mi mujer que gasta la mitad de lo que gano en esas revistas para mogólicos y yo no me puedo comprar un puto suplemento deportivo porque los chicos necesitan cosas para el colegio, y por fin, después de treinta minutos de dolor el estúpido del dentista me sonríe con esa sonrisa perfecta, blanca y sin caries y me dice “pase, señor, perdón por la demora”, y yo “no, no hay problema”, espero que te pise un auto pedazo de otario. Y no me hagan hablar de los colectivos porque eso sí que me dan ganas de patear todo y de golpear al primero que se me cruce. Porque yo soy una persona tranquila, sí, tranquila como el idiota de mi viejo que no movía un dedo en todo el día o como mi vieja que miraba televisión todo el día. Y hace como una hora que estoy esperando ese colectivo de mierda, pasan todos los de la misma línea menos el mío y me cago en el Intendente, en las empresas y en los hijos de puta de los choferes que ganan el triple de lo que gano yo y no les da la cabeza para llegar a horario, y yo que laburo como un pobre infeliz, y tengo un auto del año del orto que está hace siete meses en el taller, y cobro un sueldo de mierda que no me permite tomarme un puto taxi en un día como hoy en el que me estoy cagando de frío y seguro que…, ¡no, me estás cargando! ¡No, no, no! Y la re concha de su madre se viene a largar a llover hoy, justo hoy, hace seis meses que no cae una gota, un sola gota, ¡y se van todos a la puta madre que lo parió, el dentista, el banco, la municipalidad, la pelotuda de mi mujer, mis viejos, mis hijos, el transporte, mi trabajo y el puto de Dios que no me da ni una, ni una, manga de hijos de puta, todos, todos, todos, tod, to…!

- Mi amor… mi amor, levantate que vas a llegar tarde al dentista, y después tenés que ir al banco, y llevar a los chicos…



Y dedicado especialmente al R2

jueves, agosto 23, 2007

Me voy quedando sin palabras...
Me voy quedando..
Me voy.