domingo, julio 27, 2008

Juicio a Menéndez

Esto lo escribí el primer día del juicio a Menéndez hace casi dos meses. Me pidieron una crónica para una materia en la facultad. Entiéndase: crónica=pretensión de objetividad, o por lo menos ausencia de subjetividad, de opinión, de sentimiento. Bueno, al final hice cualquier cosa, lo que me salió.
Este jueves último condenaron a cadena perpetua a este hijo de puta. Pensé en escribir algo luego de ver tanto rostro emocionado en Tribunales, pero no pude, no salió. Acá va este textito que empezó como algo y terminó como otra cosa.
Abrazo:

gringo



Ayer comenzó el juicio al represor Luciano Benjamín Menéndez por los delitos de lesa humanidad cometidos entre 1976 y 1983. Desde temprano se movilizaron unas tres mil personas pertenecientes, algunas, a organismos de derechos humanos, partidos de izquierda, gremios, agrupaciones estudiantiles, grupos anarquistas, como así también autoconvocados. Poca gente para la magnitud del acontecimiento. ¿Cómo opera la memoria en este país? ¿Cada cuánto se formatea y arranca de nuevo? La calle está cortada y algún automovilista toca bocina, enojado, porque no puede llegar a tiempo a donde sea que tenga que llegar. “Vayan a laburar”, nos grita. La mayoría se ríe, pero detrás de esa sonrisa irónica está todo el dolor, la tristeza, la angustia, las treinta mil lágrimas que parecen olvidadas. ¿Tan derrotados estamos? ¿Será que todavía hay miedo? ¿Será que es más cómodo guardar el pasado debajo de la alfombra para que nadie tenga que revisar sus pasos, sus silencios, sus sufrimientos, su culpa?

El tiempo pasa y la mayoría de la gente sigue ahí, esperando. Unas horas más que se suman a todos esos años de lucha. Fueron treinta y dos años de disimulo, de injusticia, de vergüenza, y hoy, recién hoy, Menéndez se sienta en el banquillo de acusados. Con gesto duro, imperturbable; con una escarapela en la solapa izquierda de su saco negro (del lado del corazón) el (¿ex?) represor dice que el juicio es “inconstitucional”. Menéndez, un militar que fue parte de un gobierno de facto que derrocó a otro institucional, en el que suspendieron la constitución, en el que torturaron, mataron y desaparecieron a treinta mil personas, hoy declara que su juicio es inconstitucional. ¿Quién es Menéndez? ¿Dormirá tranquilo? ¿Escuchará, por las noches, los gritos de sus torturados, las súplicas de las decenas de muertos que carga?

Martes 27 de mayo del 2008, la justicia parece sacarse la venda para mirar a los ojos a la historia. A poca gente parece importarle, y todavía rebota en mis oídos el “vayan a laburar” del enojado automovilista. Me siento en el cordón y vuelvo a preguntarme cómo funciona la memoria en este país, y quién tiene el control remoto para volver a activarla.

miércoles, julio 16, 2008

Situación cotidiana

No me gusta postear tan seguido. Siempre espero una semana masomenos entre post y post; pero esto ocurrió hoy y quería contarlo/relatarlo.


Un chango viene parado en el colectivo. El colectivo viene a las chapas esquivando autos, peatones, normas de tránsito y códigos de manejo. El coche se mueve como un sachet de leche en el asiento trasero de un auto. La gente adentro acompaña el vals agarrada de donde puede. Al pasar por la iglesia que está en la Av.Castro Barros el chango se suelta para persignarse... grave error: un volantazo y se va al piso.
¿Señal de "dios"? .........


Se suponía que esa era toda la reflexión, pero ahora me pregunto ¿para qué se persignan? ¿Piensan en algo en particular o es solamente un acto reflejo? ¿Rezan? ¿Se acuerdan de que son católicos? No entiendo .... ¿No sería lo mismo, ponele, tocarse la nariz cada vez que pasan por una de esas institucionesquerepresentanadiosenlatierra? Se me ocurre que el concepto de persignarse y seguir viaje es una ridiculez..., digo, me parece... Eso que me bautizaron (sin preguntarme) y me hicieron hacer la comunión (también sin preguntarme) A lo mejor estoy ignorando algo trascendental... Es como si yo, cada vez que pasara un auto amarillo, o un gato negro, o una chica vestida con pollera corta, adoptara como tic aplaudir tres veces... o hacer una tumba carnera o cantar una canción de Sergio Denis. ... Eso, y persignarse, cuando pasan al frente de una iglesia, es lo mismo. Y que me perdonen los católicos, dios, o el que sea. Y si no perdonan..., bueno, conozco gente en el infierno que seguro me va a poder encontrar un buen lugar en el que la voy a pasar de maravillas.

miércoles, julio 09, 2008

Columna de diario

Columna de desconocido escritor en desconocido periódico local.


Lunes 07/07

¡Hola enemigos míos! No les pregunto cómo están porque ya saben que no me importa. La columna de hoy sale escupida con fritas. Todos me conocen: soy un despreciable ser, una resaca de vida, una basura sin sentimientos. Otros prefieren llamarme hijo de puta, mal parido, egoísta, basura de mierda (le agregan el “de mierda”, ¡cuánta imaginación por Dios!) A todos esos que descargan su porquería hacia mi persona (cosa que intuyo los deja muy contentos y les permite dormir en paz) les informo que si mi columna tiene tanto éxito es porque ustedes piensan, en mayor o menor medida, como yo.
La gente del diario me pide que explicite la “lógica” (si es que tiene) de esta columna, (que está muy lejos de ser “periodística”, pero que no dista demasiado de la basura que producen mis “colegas” en este y otros medios) por si algún lector desprevenido llegase a abrir el diario, leer mis palabras y quedar perplejo ante tanta porquería. La imagen, first of all, y los anunciantes, por supuesto, arriba, abajo, adentro y hasta el pecho. Así que, desprevenido lector, esto es lo que soy, no se asuste (o sí, no me importa) El periódico no se responsabiliza por mis dichos, pero sí se hace cargo de recaudar la publicidad que se vende en la página donde yo escribo. Y bueno, es la sociedad que supimos conseguir. God bless America.
Hoy voy a tirar bosta contra…, contra…, a ver si adivinan….: ¡sí! ¡Las viejas pelotudas! En columnas anteriores hemos (he) realizado profundas descripciones de esta raza (a priori inferior) que habita las ciudades (y el campo también) de este condenado país. Paso a explicar la situación que me condujo a escribir la columna de hoy: ayer iba en el colectivo (todos ya saben que no tengo demasiado dinero: no mantengo trabajos estables porque no soporto la idiotez de la gente que me rodea; y esto del diario es una changa) decía, que iba ayer en el colectivo camino a mi patético hogar. Subo, abono el accesible boleto (que creo que debería estar aún más caro…así no se llenaría tanto) y busco asiento: es al pedo, está todo lleno. Despliego, entonces, mi táctica intuitiva de localización de un pasajero que tenga cara de “me bajo pronto”. Lo ubico y me paro al lado esperando que mi pronóstico diera resultado. En efecto (soy implacable) el pasajero a las pocas paradas se alista para bajarse (¡por Dios, qué momento de gloria!) Observo a mi izquierda, también parada, una señora de unos cincuenta años de edad. Cuando le doy espacio al tipo para que se baje, ocurre lo que motivó mi “no tan difícil de motivar” ira. La vieja hija de puta agachó la cabeza, esquivó mi mirada, y se sentó. ¡Ah, no! ¿Cómo es eso? Estaba clarísimo que ese lugar me pertenecía ya que la totalidad de mi cuerpo cubría el espectro de influencia del asiento. Y ahí, en mi brillante cabeza, comenzó a girar el dínamo de violencia que me caracteriza (con el cual gano unos mangos vendiéndole fruta a la gente del diario) Pensaba: estas viejas mogólicas quieren ser las más pendejas (cosa que no les sale), se visten a la moda, gastan y gastan en pelotudeces para embellecerse (cosa que tampoco les sale) E incluso algunas (esto es lo más gracioso) dicen que el hombre y la mujer son iguales y que no debería haber discriminación. ¡No me vengan con cuentos! A la mayoría les cabe perfecto el traje de “pobre mina”. Pienso que sería muy feliz (si es que eso existe) siendo publicista. Vendiéndole a la gente cosas que realmente no necesitan, metiéndome en sus ignorantes cerebros. Imagino mi voz circulando por su cabeza: “¿estás seguro que no te falta nada? Comprá el nuevo xc-2008 (por decir algo) y se resolverán todos tus problemas”. Ah… Me fui por las ramas. Vuelvo ¡Claro, todo eso funciona a la perfección en la calle, en la vida! Viejas que aparentan ser las más jóvenes. Pero, en el colectivo, ocurre el efecto contrario: son las más decrépitas personas, se hacen las sufridas, las que no aguantan más la espalda, y suplican por un asiento. Estan al acecho buscando con esa mirada egoísta el asiento a ocupar. Lectores: ¿No se dan cuenta que las viejas imbéciles nunca ceden el asiento? Sé que ustedes no tienen la capacidad de análisis de la realidad que yo tengo, pero los invito a reflexionar sobre este punto. A usted también, lector desprevenido. Así y todo, me comí la bronca bien adentro para no desperdiciar material “periodístico”.
Bueno, voy dando por concluida mi columna semanal. Para aquellos que nunca me han leído y piensan que mis dardos apuntan al género (a priori) débil, les informo que “todos son unos pelotudos hasta que se demuestre lo contrario, hombre, mujer, niño o anciano”. Mis amigos (que son pocos, y no les creo demasiado) y mis enemigos (a esos les creo ya que son la mayoría) ya me conocen: hay días que me levanto y que siento que todos y todo lo que me rodea no merece ni la más mínima piedad. Y hay otros días en los que me levanto con la pierna izquierda, y ahí agarrensen. Soy de esos que matan a los bichos (sea una mariposa o un mosquito), de los que odia los llantos de los bebes, el maullido de un gato, las reflexiones profundas, y el amor de las parejas en primavera. Soy una porquería, lo sé. Así y todo, ustedes pierden tiempo en leerme (no es que tengan tanto para hacer)
Saludos. Hasta la próxima, o no, no me importa. Y recuerden que nadie puede ser del todo feliz. ¡Adío, mis enemigos!




Gracias Barcelona por tanta verdad.
Para leer otras reflexiones de este escritor buscar en el archivo del blog el post "Tranquilo".