lunes, febrero 06, 2012

El último calentón

Nota del 22 de diciembre del 2011.



Ayer ya había hablado del calor y de su consecuente inspiración (o excusa) para escribir sobre esos países extraños que están en nuestro mismo continente y de los cuales no tenemos la más mínima idea de nada sobre ellos: Surinam, Guyana y Guayana Francesa. Hoy hace más calor que ayer. Es inobjetable. Yo no recuerdo un día así. Los ánimos se van para cualquier lado, la gente se arrastra por las veredas con cara de no dar más. La gente se calienta. Y yo hacía bastante tiempo que quería escribir sobre este tipo, sobre este francés que, además de ser un fuera de serie, fue uno de los últimos calentones de en serio del fútbol de elite. El calor de Córdoba es real y me viene bárbaro para justificar esta historia, la vida y el fútbol de Eric Cantona.
Empecemos por el comienzo. Eric Daniel Pierre Cantona nació el 24 de mayo de 1966 en Marsella y no en Paris como mucha gente cree. El chico arrastraría una herencia combativa mucho antes de haber nacido. No quedan dudas de que si bien el apellido se afrancesó, el origen de la familia era italiano. La familia paterna había emigrado de Cerdeña y la materna era separatista catalana. De hecho el abuelo materno de Eric peleó contra el ejército de Franco en la Guerra Civil. Todo empieza a ser de película en la vida de Cantona.
El pibe tenía una habilidad con la pelota fuera de lo común, a la par iba forjando su peculiar carácter, su fuerte personalidad. Con 17 años debutaría en el Auxerre el 5 de noviembre de 1983 en una goleada ante el Nancy por 4-0, el club de donde surgió uno de los grandes ídolos franceses, Michel Platini. Al otro año le tocaría la colimba y a su regreso el Auxerre lo prestaría al Martigues donde estaría una temporada para volver al Auxerre y finalmente firmar su primer contrato profesional a la edad de 20 años. Y Cantoná la rompía. Siempre. Sus enormes perfomances lo llevaron a la Selección francesa. Pero enseguida tendría un problema disciplinario al trompear a Bruno Martini, el arquero de su equipo, a quien le dejó un ojo totalmente negro. Eso le valió una dura sanción, claro está. Su relación con la Selección sería siempre traumática, como ya veremos.
Su carrera fue siempre similar: en paralelo, se destacaba por sus goles, su juego, su velocidad y potencia como delantero, y, al mismo tiempo, sus desplantes, la agresividad hacia los rivales (o sus propios compañeros, no importaba), árbitros e hinchas. Se pueden encontrar en You Tube decenas de videos de sus grandes goles y sus grandes patadas, golpes, escupitajos y demás acciones violentas adentro de una cancha de fútbol. Sin dudas, era mejor tenerlo de tu lado. El tipo te clavaba un gol y después, para completarla, te raspaba todo. Antes se permitían un poco más este tipo de comportamientos. Era todo un poco más entretenido.
Deambuló por varios clubes de Francia sin poder encontrar su lugar en el mundo. Incluso en 1991 anunció su retiro. Michel Platini le aconsejó que se fuera de Francia, que fichara para otro club. Así, estuvo dos años en el Leeds United, donde jugó 35 partidos y convirtió 13 goles y salió campeón. Pero Cantona seguía sin poder explotar, hasta que un día el ya legendario Sir Alex Ferguson le puso el ojo y lo trajo para el Manchester United en 1992. Allí brilló durante cuatro años.
Pero el buen hombre no podía con su (mal) genio. El 25 de enero de 1995 el Manchester United visitó al Crystal Palace. El partido estaba empatado y Cantona se hace expulsar por un típico codazo a un rival. El árbitro le muestra la roja, se arma un pequeño tumulto y el Cantona, que ya sabía de memoria los caminos a los túneles, se va lentamente de la cancha. En eso pega un pique corto hacia la tribuna y se lanza con una patada voladora hacia un espectador. Recordemos que en Inglaterra no existen más los alambrados, los cercos perimetrales, las fosas ni nada. Como si fuera el cine, el público está sentado ahí nomás del césped. Al parecer el hincha le dijo algo como "Francés de mierda" y Eric, quién lo puede culpar, reaccionó como siempre lo hacía. La Federación lo suspendió por 9 meses, le hicieron pagar una multa de 20 mil libras y le dieron dos semanas de prisión, que fueron canjeadas por 120 horas de trabajo comunitario.
Sin embargo, a pesar de estos pequeños detalles violentos, Cantona fue un ídolo para los rojos de Manchester. Ganó allí varias ligas y él metió goles de todo tipo. La contracara de todo esto fue su relación con la Selección Francesa y esa sensación de haber estado en una mala época: Francia no clasificó a los mundiales de 1990 y 1994. Ya para la Copa de 1998 (que se disputó en la misma Francia) el técnico decidió apostar por el recambio y la jugada no le salió mal: la selección azul fue campeona por primera vez en su historia. Cantona se retira del fútbol ese mismo año con un historial increíble pero con la mancha de jamás haber disputado una Copa del Mundo.
Hoy, es una de las figuras de Nike. Es actor (ponele) y ha tenido roles en algunas películas de Hollywood. Tuvo alguna incursión por la música e incluso fue noticia por proponer una especie de corrida bancaria en una entrevista: “Tenemos que ir al banco. Así tendremos una revolución. No es difícil; en vez de salir a la calle, o manejar kilómetros en tu auto, simplemente vas a tu banco y sacás tu dinero. Y si mucha gente saca su dinero de los bancos, el sistema colapsa. Sin armas, sin sangre ni nada de eso.”
Eric Cantona, en la cancha, como en la vida, el mismo juego.
Hasta la próxima. Abrazo de golazo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Ayer estaba removiendo unas cajas en este lugar donde estoy parando, en bolivia, y me encontre con un librito de soriano y eso me hizo acordar a vos che. Te mando un abrazo gringo. Haceme un favor, tomate un fernet por mi este fin de semana.