Anoche me abrazaba la cabeza y las imágenes, las posibles imágenes, se me venían todas juntas. Estoy seguro que a mis dos compañeros les pasó lo mismo.
Que vamos a Río, que vamos a Brasilia (“vos estás en pedo”), que vamos a una playa, que vamos a una isla, que nos quedemos en lo de Ronaldo. Nos quedamos en lo de Ronaldo, pero hagámosla bien; es cuestión de redireccionar el gasto. Pensemos: venimos gastando toda la guita en traslados, peajes y en alojamiento. No comemos nada, no nos compramos ni un agua, puro fernet. Nos merecemos el goce del consumo de comida y bebida.
Sí, nos quedemos en el camping entonces.
Concentramos la noche anterior. A dormir temprano. Un buen desayuno era indispensable. Mate, pan con dulce de leche. Gracias, Alichu. Una picada y encontrar lo más parecido a un asado en este país que no sabe nada de asados. Será cerdo, una traición, como pedir milanesa de pollo, pero quedó comprobado que acá a la vaca acá la alimentan con hoja de palmera o no sé qué porque tiene un gusto espantoso.
Picada, previa y luego partidazo. Gran juego de Argentina, hasta en los momentos en los que se replegó. Los belgas no generaron casi nada y nosotros podríamos haber metido uno más, aunque el 1 a 0 no viene mal. Vamos de menor a mayor.
Y hoy el número está en todas las redes sociales en todos los noticieros, en todos los discursos, en todos los que hablan y no sabían el número exacto hasta que lo repitieron hasta el hartazgo: 24. Sí, 24 años sin pisar el hermoso suelo de las semifinales. Desde el 90, ese que Brasil está llorando hasta hoy (?) Costó mucho el final de la carrera del Diego. Y vino el 94 con un dolor que no cicatriza nunca. El 98, 2002, 2006 y el 2010. Cuando uno lee los números se le vienen la cabeza todas las eliminaciones, la forma en la que fuimos eliminados, cómo llegábamos, qué mundial veníamos jugando, y cómo nos sentimos el puto día en que nuevamente quedábamos afuera.
Y acá estamos, de vuelta por jugar 7 partidos del Mundial.
El partido había terminado con victoria pero nosotros decidimos jugar unos 400 minutos suplementarios por si acaso, para sellar el resultado. Empezamos a hacer el asado cuando terminó el partido. Comimos, pusimos La Mona, y nos sentimos como si estuviéramos en la casa del Finito, comiendo un asado, tomando fernet y, lo dicho, escuchando a La Mona. El festejo se fue extendiendo y Costa Rica y Holanda pisaron la cancha y vivimos el partido como locos, alentando por los Ticos, obvio. El pase de los naranjas se dio en el mejor escenario posible: 120 minutos de juego y penales. Eso empieza a sumar en el físico de los jugadores.
Ya era de noche. Van a venir Guada y Lisandro con los dos hermosos hijos: la Male y Tomás, a comer un pollo al disco. Compras, cocinar, comer nuevamente como Ásterix y Obelix.
Y en algún momento la noche más silenciosa y la ducha y empezar a intentar dormir.
¿Cómo hacer para dormir ahora?
Con todo lo que he soñado despierto tengo miedo de cerrar los ojos
y conformarme sólo con descansar
este cuerpo cansado.
Con el tele, nuestro gran compañero de emociones
Con Lisandro, Guada, Tomás y Malena.
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