lunes, noviembre 24, 2008

Tercera parte de eso que vengo escribiendo

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Desde Buenos Aires la orden había sido clara: vivos o muertos. Mejor muertos. Ya los habían atrapado, encarcelado bajo diez llaves y se las arreglaban para esfumarse, para seguir alimentando la burla. Las leyendas crecían, de un lado y del otro. Con la oralidad como único recurso, las historias sobre los atracos y las huidas crecían kilómetro a kilómetro hasta llegar a la Capital. Todos los meses, también, se escuchaba que los habían matado a tiros en un bar en Esquel, o a orillas del Río Limay, o en un enfrentamiento en Las Heras. Todas las versiones se contradecían.
Inevitablemente el mito crecía.
Se confirma un nuevo robo.
Un puño golpea con fuerza sobre un escritorio de fina madera.
Los diarios ridiculizan al Gobierno con caricaturas sarcásticas.
Alguien es despedido, alguien es ascendido.
Varela ordena: “Los quiero muertos, me entienden, muertos”.

Se había creado una división especial para detener a los bandoleros, ladrones de ganado, bancos y trenes. Pero contra estos cinco parecía que no alcanzaba. Se creó otra. Varela, un policía de reconocida trayectoria, estaba a cargo. Una docena de forajidos completaban la división.
Iban por fuera de la ley en nombre de ella.
Cabalgaban, estos, en busca de aquellos. Hombres. Distintos.

Con la colonización del desierto en pleno apogeo el temor más grande era que estos gauchos rebeldes entablaran relación con los indios. Los tiempos de Valentín Alsina habían terminado. La muerte del Ministro de Guerra de Avellaneda abrió el camino para la llegada de un general que quería escalar más alto: Julio Argentino Roca. Ya no habría más guerras defensivas, ni zanjas para impedir el arreado de ganado: desde el exterior llegaban los primeros fusiles automáticos Remington. La campaña del desierto entraba en su etapa más intensa.

3 comentarios:

fulano/martínvillarroel dijo...

va bien esto gringo, da ganas...

abrazos.

Kabeza dijo...

de una, da ganas de seguir leyendo.
una abrazo

Anónimo dijo...

Bueno Seba a ver cuando largás con la cuarta parte! Lu