jueves, mayo 20, 2010

Las cosas de Barrio Las Flores V

René

Domingo de estos inviernos cordobeses, con sol y mangas cortas. El reloj descansaba sobre el mediodía y en la calle el olor a asado tumbaba las amarguras y despertaba los estómagos. Los autos en la calle, las familias visitando a las familias, las risitas, las guitarras, los gritos de alegría, que suben desde los patios y bajan a la vereda.
Yo, solo en casa. Cerca de las dos de la tarde agarro la bici y voy a visitar a mi familia del barrio: los guasos de la pizzería. Cargo un envase de cerveza en la mochila y me voy a lo de René a comprar la birra para no caer con las manos vacías.
Pedaleo los treinta segundos, las dos cuadras que me separan del almacén. En la heladera hay Quilmes (a priori mi primera elección), Brahma y Budweiser, en mi bolsillo $4.75. Pregunto los precios:
- La Quilmes está a $5.25 y la Brahma a $4.75.
- Dame la Brahma nomás.
René busca la más fría y yo, como para cumplir un ritual de charla de almacén, le comento que la otra vez compré en General Bustos, la Brahma a $3.25. Y ahí René empieza su historia, su parte en el asunto, su codo de amigo a amigo:
- Sí, yo voy a bajar los precios la semana que viene. Resulta que viene el preventista, el que me trae las cervezas y me dice "ojo que la cerveza va a aumentar". Entonces yo le digo que bueno, que me deje diez cajones. Ves vos lo que me hace después el hijo de puta, viene a la otra semana con carteles de precio sugerido y me dice que la cerveza va a bajar. ¡Qué guanacos que son estos culiados! Yo le dije que ni mierda voy a bajar el precio, que cuando se me terminen los diez cajones que compré más caros, después voy a bajar yo. ¿Podés creer lo que son estos tipos? Te vienen con el verso del aumento para venderte más y después te caen con otra.
Yo asiento con la cabeza y le digo algo como qué barbaridad. Con el envase lleno en la mano, saludo, agarro la bici y sigo.
Mientras, René nos transfiere a todos su pelea con Brahma y seguiremos pagando más caros los porrones. Habrá que esperar una semana más para beber cerveza a unas monedas más baratas. Igual, la anécdota provocó unas buenas risas entre los guasos de la pizzería. Y la vida es un poco más importante que cincuenta centavos. Por lo menos garpé las carcajadas y comí en familia.

1 comentario:

Poetas Intenteros dijo...

de sus cualidades de escritor no voy a hablar, ud ya sabe q son supremas, ahora le advierto que también pagó mis risas, muy bueno loco, se vemos un martes, mejor si es algun finde con el asado a cuestas!