Esta nota fue escrita hace un montonazo. Allá en enero del 2011. Probablemente hoy la escribiría distinto. En aquel entonces la trabajé como si fuera para publicarse en el diario en el que trabajaba... pero internamente sabiendo que jamás la publicarían por su extensión. Por eso mismo, nunca fue revisada ni corregida. Así que va así como está... lo que habla muy mal de mí...
El desastre de Hillsborough
El 15 de abril de 1989 se produjo una de
las tragedias más grandes del fútbol: 96 personas perdieron su vida en un
estadio. Liverpool y NottinghamForest disputaban la semifinal de la FA Cup en
Hillsborough, el estadio del Sheffield. Nada fue igual en el fútbol inglés
después de ese suceso. Las imágenes son impactantes, los números también: 96
muertos y 766 heridos, todos hinchas del Liverpool.
El fútbol inglés era sinónimo de pasión
popular. La forma en la que la gente acudía masivamente a los estadios y cómo se comportaba, salvando
ciertas distancias, era similar a las formas argentinas. No extraña, ya que
fueron los mismos ingleses los que introdujeron el fútbol a estas pampas.
Igual, es necesario repetir y remarcar: había rasgos similares pero para nada
idénticos entre el fútbol argentino y el inglés. Las aproximaciones las utilizo
para dar un acercamiento al fenómeno, para contextualizarlo históricamente y
para que sirva de marco para entender cómo se llegó a la Tragedia de
Hillsborough.
En los finales de los años setentas y
durante todos los ochentas, la violencia en las tribunas era una constante en
la liga inglesa. El fútbol era vivido muy intensamente. Inglaterra atravesaba
una dura crisis interna que arrastraba a miles hacia el desempleo. En los ’80
el futbol funcionaba como un escape a la cruda realidad y eso provocaba
arranques de felicidad y de violencia. Los “holligans” es el nombre con el que se rotulaba a los que provocaban
peleas, desmanes y un largo etc, dentro y fuera de los estadios. El crecimiento
de la violencia en Inglaterra era real. La situación era, a primera vista, por
un lado, tolerada, y por otro lado, inmanejable. Las masas acudían a las viejas
y tradicionales canchas, se ubicaban, al igual que acá, detrás del arco y
parados.
Por un lado, una sociedad deprimida y
cargada de odio en la que el fútbol sirvió para descargar frustraciones. Por el
otro, una infraestructura obsoleta. El fin de una época tuvo fecha: 15 de abril
de 1989.
Los equipos ingleses pugnaban una sanción de 5 años determinada por la
UEFA, luego de los incidentes
protagonizados en Heysel, Bélgica, durante la final de la Copa de Europa entre
Juventus de Italia y, precisamente, el
Liverpool, el 29 de mayo de 1985. Algunas de las causas fueron las mismas: una
pésima organización, inoperancia policial y, esta vez, responsabilidad de los
hinchas rojos. Empezaron las corridas en una de las tribunas y la gente empezó
a correr desesperada provocando estampidas y amontonamiento. En resumen: 39 personas murieron aplastadas,
asfixiadas contra las rejas. Se había
prendido una alarma que nadie supo interpretar.
El partido estaba pautado para las 15hs.
Era un día de sol, ideal para una jornada de fútbol. Al estar todavía vigente
la sanción, la FA Cup tomaba mucha importancia en el ámbito local. Más de
10.000 hinchas del Liverpool se acercaron al estadio para ver ese partido.
Faltaban pocos minutos para el comienzo del encuentro y las tribunas ya estaban llenas. Afuera del
estadio todavía había miles de personas esperando por ingresar y la situación
era caótica. Habían muy pocos policías y la masa era incontrolable. Cuando el
árbitro pitó el inicio del partido, la tragedia comenzaba a consumarse. La
policía decidió abrir uno de los portones de acceso a la tribuna que ya estaba
colmada de gente. Miles de personas corrieron hacia el túnel, pero no había luz
después de la oscuridad. La situación en la tribuna era visiblemente caótica y
desesperante. La gente que estaba contra las rejas no podía respirar, se
escuchaban los gritos del público pidiendo ayuda, algunos se trepaban hacia la
tribuna superior para escapar del apretamiento. Las imágenes de la transmisión
televisiva son impactantes. La gente empezó a trepar los alambrados para saltar
al terreno de juego y el partido seguía jugándose. Al minuto 6 un policía entró
corriendo al campo y le pidió al árbitro que parase el partido. La confusión
era total.
Cientos de hinchas ayudaban a sacar a la
gente de la tribuna, a escalar las rejas que separan el campo de juego de las
gradas. Había tan sólo una pequeña puerta de acceso por la que los desesperados
hinchas querían escapar. A esta altura todo era un caos. Iba a ser un partido
de fútbol, terminó en masacre.
Las
causas
Uno de los primeros errores fue el de
asignarle la tribuna con más capacidad (21.000 espectadores) a NottinghamForest
y a Liverpool la más pequeña (14.600) siendo que el Liverpool es una institución con muchos más seguidores y esa
tarde se esperaba una multitud. Dos trenes que venían cargados de hinchas rojos
se retrasaron lo que provocó que una masa de personas llegase sobre la hora y
se acumulara en las pequeñas puertas de acceso al estadio. Ya dijimos que había
poco personal policial y algunos novatos, sin experiencia en manejo de
multitudes. Se calcula que había 5000 personas tratando de ingresar al estadio
y que la policía, para descomprimir, abrió uno de los portones de acceso, el
que no debió abrir nunca. Los hinchas corrieron hacia la peor de sus suertes.
Miles ingresaron por el túnel empujando para poder entrar a una tribuna ya
colmada, lo que provocó que la gente que ya estaba allí empezara a aplastarse
contra las rejas. La gente que trataba de ingresar no sabía de la situación y
seguía empujando. Muchos murieron parados, apretados contra otras personas.
La policía falló en la comunicación y
mostró una inoperancia alarmante, siendo esta quizás, la mayor de las causas
del desastre. Ni los oficiales que estaban afuera, ni los que estaban adentro
del campo, sabían qué hacer. Cuando el
partido se detuvo, era la misma gente, los mismos hinchas los que arrancaban
los carteles de publicidad, con el fin de utilizarlos como camillas para
transportar a los muertos y heridos. En el césped empezaban a apilarse los
cuerpos. En el gimnasio del club se armó una morgue improvisada donde los
desesperados hinchas iban a ver si
sus familiares y amigos estaban allí.
Afuera del estadio había 40 ambulancias
de las cuales ingresaron muy pocas al terreno. Algunos todavía creían que había
sido una pelea entre holligans lo que había ocasionado todo el desastre y
frenaron el ingreso de los coches. Mientras todos corrían desesperados buscando
ayuda, un grueso grupo de policías se limitaba a estar parados en la mitad de
la cancha formando un cordón para separar un posible enfrentamiento con los
hinchas del NottinghamForest.
La gente le hablaba a las cámaras de
televisión: “nos abrieron el portón y nos dejaron pasar”. “Hay por lo menos 50
personas muertas ahí (en la tribuna)”. “Ustedes son nuestros ojos y nuestra
voz, esto es un desastre”.
El
día después
Rápidamente, la Asociación de Fútbol de
Inglaterra reprogramó el partido para la semana siguiente en el estadio del
Manchester United. Impactó mucho en la opinión pública la frialdad de la
Federación al programar el partido tan sólo 7 días después del desastre.
Finalmente se jugó un par de semanas después, en Old Trafford, y ganó el
Liverpool 3 a 1, y finalmente se coronaría campeón al vencer al Everton por 3 a
2. Pero el título estaría manchado de sangre para siempre.
Las autoridades policiales se despegaron
de las responsabilidades desde el primer momento. Las primeras investigaciones
se centraron en el comportamiento de los hinchas, en la cantidad de alcohol que
habían ingerido, en la posibilidad de que hubieran muchas personas sin entradas,
en la agresividad del público, etc. Se trató de llevar el ojo hacia la misma
gente, desligando a los encargados de mantener el orden. La versión oficial
indicó que las muertes habían sido “accidentales”. Nadie fue procesado por la
tragedia.
Algunos periódicos, como “TheSun”,
hicieron eco de la versión oficial y sacaron una tapa muy controversial, con un
título gigante que decía: “La Verdad. Algunos hinchas revisaban los bolsillos
de las víctimas. Algunos hinchas meaban a los policías. Algunos hinchas le
pegaban a los oficiales”. El diario, propiedad del magnate Rupert Murdoch,
citaba como fuente a un anónimo policía. Los interiores no eran menos
escandalosos, haciendo correr versiones de que los hinchas golpeaban a los
médicos que intentaban dar los primeros auxilios a las víctimas. Una muestra de
amarillismo asqueroso por parte de uno de los diarios más importantes de
Inglaterra. Las imágenes televisivas demuestran totalmente lo contrario, ya que
eran los propios hinchas quienes auxiliaban a los heridos ante la pasividad
policial.
Un centenar de heridos aun permanecían
en los hospitales locales y los Príncipes de Gales, Carlos y Diana (Lady Di)
visitaron y saludaron uno por uno a los convalecientes. El plantel del
Liverpool hizo lo propio, llevando camisetas y souvenires .En todo el país se
organizaron colectas para ayudar a los familiares de las víctimas de la
Tragedia de Hillsborough. La gente ocupaba el lugar que debería haber ocupado
la mano del Estado.
En total murieron 94 personas aquel 15 de
abril. Cuatro días después, en el hospital de Sheffield, murió Lee Nicol, de 14
años de edad. La última víctima murió en marzo de 1993: Tony Bland perdió su
vida luego de estar 4 años en coma. Así se completa el fatídico 96. Es
imposible calcular la cantidad de muertes posteriores o de personas que
perdieron la vida a pesar de seguir viviendo luego de la horrorosa tragedia.
De los 96 fallecidos, 79 eran menores de
30 años. Entre ellos se encontraba Jon-Paul Gilhooley, de 10 años de edad, la
víctima más joven de aquella tarde. Jon era primo de Steven Gerrard, actual
capitán y emblema del Liverpool y de la selección inglesa.
Las
consecuencias
Luego de la Tragedia, el gobierno de
Margaret Tatcher inició una investigación
para saber qué pasó aquella tarde en Hillsborough. El Juez Taylor fue el
encargado de la misma, además de mandar un paquete de medidas que cambiarían el
fútbol inglés para siempre.
Lo que hoy vemos por televisión no es lo
que siempre fue. El “Reporte Taylor” introdujo una serie de reformas: se
eliminaron las vallas de contención. Empezarían a implementar una tarjeta
identificatoria para cada espectador
para controlar a la gente asistente a los estadios (esto finalmente fue de
difícil aplicación). Se eliminaron las ubicaciones de pie, y se colocaron
butacas en todo los estadios. De esta manera se evitaron nuevos hechos como el
de Hillsborough. Pero eso no fue todo.
Después de la Tragedia el fútbol comenzó
a cambiar en Inglaterra. Los clubes aplicaron las medidas del Reporte Taylor.
Pero no fueron los únicos cambios. En los ’90 la Liga Inglesa permitió el
ingreso de capitales extranjeros. Subieron los precios de las entradas
considerablemente. De esta manera, las clases obreras, las capas bajas de la
sociedad no podían asistir a los
partidos. Hubo un corte en la tradición futbolística. El fútbol pasó a ser cosa
de ricos y se perdió totalmente el espíritu histórico del deporte en ese país,
el corte fue abrupto. El dinero de la televisión fue bien recibido por las
instituciones y éstas aplicaron sin miramientos las recetas sugeridas: la Liga
debía ser un producto “limpio y correcto” para vender al resto del mundo. Y era
exactamente eso: el mundo estaba cambiando, y la exclusión se producía en todos
los ámbitos.
El mercado se abrió y muchísimos
jugadores de las más variadas nacionalidades llegaron a la Liga inglesa. Años
más tarde, la situación empeoraría: más de la mitad de los clubes de primera
división son propiedad de magnates extranjeros. ¿Cuál es el problema? Cuando un
club se convierte en propiedad de una persona, el fin último es la rentabilidad
y, como toda empresa, si las cosas no van bien, el buque se llena y parte, y la gente queda huérfana
de historia.
Liverpool recuerda a los 96 fallecidos
con una emotiva canción llamada “You’llneverwalkalone” (nunca caminaran solos),
grabada originalmente para el musical “Carrusel”, de 1945, pero elevada como
bandera de recuerdo por los simpatizantes rojos: “Cuando camines a través de la
tormenta, mantén la cabeza alta, y no temas por la oscuridad; al final de la
tormenta encontrarás la luz del sol, y la dulce y plateada canción de una
alondra. Sigue a través del viento, sigue a través de la lluvia, aunque tus
sueños se rompan en pedazos. Camina, camina, con esperanza en tu corazón, y
nunca caminarás solo, nunca caminarás solo”.
En el 2009 se cumplieron 20 años de la
Tragedia. El minuto de silencio, el completo minuto de silencio de una
multitud, fue emocionante. En aquel plantel del Liverpool estaba el argentino
Javier Mascherano. Muchos documentales se transmitieron aquel día y los pedidos
de justicia por parte de los familiares y amigos de las víctimas se hicieron
más fuertes. Ellos siguen pidiendo justicia. En 2011, la Cámara de los Comunes
autorizó la desclasificación de más de 40.000 documentos relacionados con la
tragedia.
La muerte, como tantas otras veces,
funcionó como bisagra de la historia. Nada fue igual después de Hillsborough,
para bien y para mal. Pero siempre es importante preguntar, dudar, investigar,
aprender y saber qué pasó en determinadas ocasiones. El fútbol lloró, y hoy se
lamenta. Pensemos eso.
Hasta la próxima. Un abrazo.
1 comentario:
moy bue!
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