jueves, octubre 27, 2011

La gambeta se llama Garrincha



Se recomienda acompañar la lectura con la música.


Un día como hoy, un 28 de octubre pero del año 1933, nacía en Pau Grande, Río de Janeiro, Manuel Francisco do Santos, "Garrincha", uno de los jugadores más extraordinarios de todos los tiempos. Su historia es conocida por muchos, pero bien vale recordarla: "alguno de sus muchos hermanos lo bautizó "Garrincha", que es el nombre de un pajarito inútil y feo. Cuando empezó a jugar al fútbol, los médicos le hicieron la cruz: diagnosticaron que nunca llegaría a ser deportista este anormal, este pobre resto del hambre y la poliomelitis, burro y cojo, con un cerebro infantil, una columna vertebral hecha una S y las dos piernas torcidas para el mismo lado. Nunca hubo un puntero derecho como él". Palabras de Eduardo Galeano.
Era cierto: su pierna derecha era seis centímetros más larga que la otra. Se puede ver en you tube la forma en la que caminaba, la leve renguera. Nació en la pobreza absoluta y nadie daba dos monedas por ese morocho chueco. Despreocupado, como lo fue toda su vida hasta su muerte, les demostró que podía gambetear a cualquiera. Fue el jugador que más alegría regalaba en las canchas. Ganó las Copas del Mundo de 1958 y 1962, siendo el mejor jugador de todo el torneo en la última de ellas.
Cuando las palabras buscan dibujar la vida de personas como Garrincha, la emoción no se puede contener. Busco ser justo, preciso, jugar con ellas, con las palabras, para no quedarme corto, para poder desagotar todo lo que tengo adentro. A veces no puedo. No encuentro la forma de dar dos pases seguidos y siento que tengo que darle la pelota a los que saben, refugiarme atrás un rato hasta que agarre confianza nuevamente. Levanto la cabeza y le tiro un pelotazo a Alfredo Zitarrosa. El maestro para el balón con el pecho y arranca la jugada de gol: "Lo lleva atado al pie, como una luna atada al flanco de un jinete, lo juega sin saber que juega el sentimiento de una muchedumbre, y le pega tan suave, tan corto, tan bello, que el balón es palomo de comba en el vuelo, y lo toca tan justo, tan leve, tan quedo, que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo, ¡y se estremece la gente, y lo ovaciona la gente!"
No puedo hacer nada, absolutamente nada ante la poesía precisa y bella de Zitarrosa. El maestro uruguayo compuso este tema llamado "Garrincha" y es una de las canciones más lindas que he escuchado en mi vida. No es fácil unir los universos, no es fácil combinar el fútbol con la música y que el resultado sea más que la suma de las partes. La letra define a Garrincha, su manera de jugar, su manera de vivir, el amor de la gente, el pueblo, el ocaso del ídolo y la tristeza de todos cuando llegó el final. Zitarrosa escribe y con sus palabras une la distancia enorme entre el amor que supo recibir Garrincha y el olvido y el desprecio con el que murió. ¿Cómo funcionan los sentimientos latinoamericanos? ¿Qué pasa con la pasión desbordante que damos y que luego quitamos sin miramientos? ¿Es así como lo digo? Yo me hago las mismas preguntas que él: "¿Quién se llevó de pronto la multitud? ¿Quién le robó de pronto la juventud? ¿Quién le quitó de un golpe el hechizo mágico del balón? ¿Quién le enredó en la sombra la pierna, el flanco y el corazón? ¿Quién le llenó su copa en la soledad? ¿Quién lo empujó de golpe a la realidad? ¿Quién lo volvió al suburbio penoso y turbio de la niñez? ¿Quién le gritó en la cara: –Usted no es nada, ya no es usted?".
La fuerza que tiene la letra de este tema es increíble. Leo las preguntas y me dan ganas de repetirlas. Me sumerjo en un bar, en una charla con amigos, en la décima copa bebida, en las luces de la noche, y pongo mi mano en el hombro de un compañero y le pregunto: "¡¿quién le quitó de un golpe el hechizo mágico del balón?!". Quisiera llorar.
Garrincha se casó tres veces y tuvo 14 hijos reconocidos. Ocho hijas de su primer matrimonio con Nair; uno de Elsa Soares (Garrinchinha, fallecido en accidente de tránsito); dos con Iraci; otro con Vanderleia; otro en Suecia (Ulf Linberg, fruto de un romance en la Copa del Mundo de 1958), y Rosangela, reconocida por una prueba de ADN. El tipo hizo todo lo que quiso. Desparramó 14 veces su apellido y la única herencia que dejó fue el recuerdo de sus gambetas, el amague para adentro y la salida por afuera. Centro y gol.
El 20 de enero de 1983 Garrincha murió a los 49 años de cirrosis hepática. Ganó todas las copas que quiso, las llenó con aguardiente y se las tomó. "Yo no vivo la vida, la vida me vive a mí", decía. La muerte lo encontró en la pobreza extrema y en la soledad inédita. El jugador del pueblo se les escapó a todos.
"El último balón lo para con el pecho y junto al pie lo duerme, lo mira y sólo ve cenizas del amor que estremeció a la gente, y lo pierde en la hierba, lo deja, lo olvida, no lo quiere, le teme, no puede, no atina, y se siente de nuevo enterrado en la vida, y el balón se le escapa entre insultos y risas, ¡y se enfurece la gente, y le abuchea la gente! ¿Quién se llevó de pronto la multitud?..."
Hasta la próxima. Abrazo, centro y gol.

1 comentario:

Unknown dijo...

grande gringo!
clap clap clap