miércoles, mayo 16, 2012

Los reflejos del arquero


Los reflejos del arquero

Se podrían escribir varios libros con el anecdotario del fútbol. En una cancha de fútbol (y fuera de ella) se han dado las situaciones más absurdas, ridículas, pintorescas, sospechosas, alegres y tristes. Con esto me refiero a todas esas cosas que van más allá del fútbol y, muchas veces, por fuera del reglamento. Tanto es así, que la mayoría de las veces se han tenido que inventar reglas ante situaciones nuevas. Un ejemplo de esto fue la prohibición de ingresar a la cancha pintado; ley, regla o artículo redactado especialmente ante la locura del fallecido Darío Dubois, quien jugara varios partidos con la cara pintada a lo Kiss.
Una semana atrás se enfrentaron Unión de Villa Krause y Huracán Las Heras, por el Torneo Argentino B. Ambos equipos necesitaban la victoria para pasar de ronda y mantener vivas las esperanzas de ganarse un lugar en la categoría superior, el Argentino A (que sigue siendo amateur) Se enfrentaban en el Estadio del Bicentenario, en la Provincia de la minería internacional, impopular y sin impacto ambiental, de San Juan.
A los cinco minutos, Silvio Molina abrió el marcador para Unión con un terrible remate desde afuera del área, lo que demuestra que en la B se juega mejor que en la A (?). Promediaba la primera etapa. Corner para Huracán y si dos cabezazos son gol en todo el mundo, en la cuarta categoría del fútbol también lo es: Juan Suraci marcó el empate para el delirio de los “Guerreros Laserinos”, como se hacen llamar y el delantero festejó haciendo una  mortal a lo jugador nigeriano o camerunés o senegalés, que para el caso da lo mismo porque son todos iguales. Rodrigo Rivero, el árbitro del partido pitó y se fueron al descanso.
No era un partidazo. Había llegadas de uno y otro equipo pero al encuentro le faltaba chispa, explosión, tensión. Entonces pasó lo que tenía que pasar (?): la agarra el “Luto Molina” por la punta derecha y habilita a su homónimo Silvio Molina, éste cabecea al área, Sánchez se la baja a Sosa, Huracán intenta tirar el achique, la pelota queda rebotando en el área chica, Sosa se la pica al arquero De la Riva, y van dos jugadores por ella, uno para marcar, el otro para despejar; se chocan y el balón va hacia el arco y cuando todos los Azules gritaban gol… Ahí aparece el fútbol, y su color (dirán unos) o su miseria (dirán otros): Fernando Espinoza, arquero suplente de Huracán Las Heras, que realizaba trabajos de precalentamiento atrás del arco, llega hasta la línea, mete la mano y rechaza la pelota. Luego barre un defensor y el árbitro cobra saque de esquina. 
El momento clave: Espinoza saca a relucir sus reflejos (confiado de que el Director Técnico lo está viendo y tomará nota de sus reflejos)

Claro, uno no mete la mano, hace una de campito en el Argentino B y sale como si nada (que fue exactamente lo que hizo el arquerito suplente: darse vuelta y seguir calentando como diciendo “¿qué pasó? ¿ah? ¿eh? No escucho muy bien. ¿Qué qué? Yo no vi nada”) Y sí, lo esperable, lo que haríamos todos si fuéramos jugadores del poderoso Unión de Villa Krause de Rawson de San Juan (en serio, así se llama): se armó un quilombazo importante. Una linda batahola como las de antes, con jugadores, cuerpo técnico, periodistas y auxiliares pegando para todos lados y la Policía haciendo como que hacía algo para detener la trifulca. El fútbol vive en sus bases, de eso no hay duda.
Luego, el juez del partido comete un error garrafal, se olvida completamente del reglamento, amonesta a Espinoza y da el tiro de esquina. Hubiera correspondido un bote a tierra (un pique) y la expulsión del jugador en cuestión. Y acá es cuando la cosa empieza a ponerse rara. Ponele que no viste lo que hizo el arquero (“la mano de D12s”), ponele que te la morfaste. Es raro, pero puede pasar. Ahora, el partido estuvo parado 11 minutos y el hombre de negro decide adicionar tan sólo 5. No sólo no adicionó recuperó lo que debía sino que se morfó varios minutos del tiempo de juego. Algunas decisiones son por lo menos sospechosas.

El arquerito suplente haciéndose el pelotudo mientras sus compañeros se cagan a trompadas y aguantan los trapos. 

Cuando las aguas se calmaron los muchachos siguieron jugando. El partido se hizo de ida y vuelta con muchas llegadas de ambos lados, demostrando nuevamente la superioridad futbolística e individual del Argentino B por sobre el A (¿). Hubo un penal clarísimo para Huracán que el árbitro no sancionó. Claro, no iba a pitar nada en contra de Unión ni siquiera si un defensor sacaba un cuchillo y apuñalaba en el área a un delantero mendocino. Eso se llama compensar, existe en todas las canchas de todo el mundo. Al final, empataron. Ambos conjuntos quedaron eliminados y fue Guaymallén de Mendoza quien se cagó de risa pasó a la tercera fase del interminable Torneo Argentino B.
Las imágenes están en youtube, las fotos también. La situación, de suma tensión en el momento del partido, hoy forma parte del anecdotario diario. Quizás se deba a que sucedió en uno de los torneos de ascenso, donde muchos piensan que se juega un protofútbol. Pero allí también hay jugadores, hinchas, entrenadores, dirigentes y expectativas, allí también se juegan la felicidad de la semana muchísimas personas.  


El periodismo que le gusta a la gente (?)

El compacto del partido fue lo mejor que me pasó en toda mi carrera periodística (?) Claramente el relato era de una radio partidaria de Huracán y la voz transmitía con toda emoción las alternativas del encuentro hacia los cientos de miles (?) de mendocinos que escuchaban ansiosos desde la tierra del vino rico (en tu cara San Juan) y las acequias la suerte del poderoso Huracán Las Heras.
En el minuto 5 del video, el delantero del Globo se cae en el área rival producto del nudo que se hace en ambas piernas y el relator grita “pennnaaaaalll”. El árbitro no cobra nada porque no pasó nada. Pero el tipo se queda un rato diciendo cosas como “¡no te lo puedo creer, no lo cobró, Dios mío!”. A esta altura la población mendocina comenzaba a construir barricadas y a pedir la renuncia de todos, sí, de TODOS.
“¿Querés que te diga una cosa? Me da la impresión que a un par de jugadores de Unión de Villa Krause les falta actitud…” Con ese comentario cerraba la primera etapa el, a esta altura, relator del pueblo.
Comienza la segunda etapa y seguimos notando cómo el tipo se las arregla para imprimirle dramatismo y peligrosidad a cada llegada pedorra de Huracán, como así también  las atajadas del arquero De la Riva, figura del encuentro. “Te lo decía cuando veníamos en el auto: en el mano a mano De la Riva te mata”. (Bonus track: ver en el minuto 9: “¡le sacó el gol hecho!)
Otra increíble contribución son las risas, los gritos y los comentarios que se escuchan de fondo. La transmisión es solamente del relator del pueblo (hay un comentarista que no comenta nunca) pero se ve que además había un par de amigos o colaboradores en la cabina. Al final del video notamos que todos comentan, que la Ley de Medios se aplica y la pluralidad de voces pasa de la utopía a la realidad. Ya veremos que el aporte de uno de los Julios Ricardos mendocinos fue vital.
En el minuto 9:07 del video comienza la jugada polémica. Bueno, ya sabemos todos cómo fue, pero el relator del pueblo parece no percatarse. Se escucha que un amigote le dice algo y él pregunta “¿Cómo que la saca Espinoza? Usted me quiere volver loco. De-la-Riva saca la pelota”. El tipo cambia rápidamente de opinión y pasa a relatar el terrible quilombazo que se produce.
Al minuto 10:48 “the rélator of the people” dice “veremos cuánto adiciona el árbitro del encuentro, a ver si es justo… ¡Cinco minutos! ¿Cómo que cinco minutos? No puede ser”. Los suplentes de Unión también se muestran disconformes.
Luego el video nos muestra un montón de llegadas y uno sospecha si todo eso pasó en los cinco minutos y la Virginia es el té. Nunca lo sabremos, porque pasó en otra provincia, en el interior profundo, en la barbarie pura e irremediable (?)
Claro, la reacción de los Azules no se hizo esperar y sus altos dirigentes están golpeando las puertas de AFA donde los recibirá Grondona. Seguramente, el presidente de la institución rectora del fútbol argentino, tomará cartas en el asunto (?). Se esperan renuncias y despidos masivos en las dirigencias locales e internacionales. 
Sus hinchas, a través de foros y páginas más o menos oficiales, cargaron contra el árbitro Rodrigo Rivero y, en un texto para nada redundante y escrito como por un niño de 10 años o un hincha enojado , mostraron su malestar: "Cuando la pelota tenía destino de red, el arquero suplente Fernando Espinoza metió la mano y sacó la pelota en la línea. El juez del partido, se limitó a amonestar al jugador visitante y Unión se quedaba sin su clasificación. De no creer pero real, el árbitro dejaba bien en claro que es un DELINCUENTE, porque la ley dice que adueñarse de algo que es de otro, es ROBAR, y los que roban son DELINCUENTES, por ende, el arbitro del partido Rodrigo Rivero es un DELINCUENTE ya que le robó a Unión la clasificación a la siguiente fase". ¿Queda claro? Repasemos las palabras claves: ROBAR-DELINCUENTE. Dejaré a disposición de todos aquellos que aun no entendieron un Power Point mucho más pedagógico que el texto. 


El antecedente

El hecho ocurrió durante la 6ª fecha del Nacional del ’67 (Fue el 18 de octubre de 1967) Rosarui Central perdía 2 a 1 contra San Martín de Mendoza y se jugaba el todo por el todo para buscar el empate quedando expuesto a los contragolpes. Al parecer (de los hinchas de Central, obvio) el árbitro estaba teniendo una actuación desleal. Entonces varios muchachos de la hinchada comenzaron a hacer un hueco en el alambrado de la tribuna para ir a decirle al árbitro, en lenguaje apropiado, lo que pensaban sobre su desempeño. En ese momento hay una contra para San Martín. Valencia se va con el balón y se la pica al arquero Andrada, que estaba adelantadísimo. La pelota estaba yendo a su destino de red, cuando de repente se mete a la cancha Orlando Antonio Espip, conocido como el Turco, frena el balón, gambetea a un jugador mendocino, se la da a un defensor de Central y corre a increpar al referee. El Turco tenía 20 años. Han pasado 45 años y al día de hoy lo siguen llamando de radios y periódicos para que cuente esa historia. Está filmada, se puede encontrar.
El fútbol, lo sabemos, no es la vida, pero se le parece mucho. Hasta la próxima. Abrazo de gol. 



1 comentario:

Memilia dijo...

Gringo, tuve que mostrárselo a alguien...a cualquiera, a uno que pasaba por acá...
Me reí mucho!!!
Le dije a la Noe que se lo iba a compartir aunque no le interese nadísima el fútbol, pero me mandó a la mierda así que me lo quedé.
Sos groso!