jueves, julio 03, 2014

Dia del partido. San Pablo. Nos sobran huevos

Escribo estas líneas desde el auto, con una sensación novedosa de placer. Cómo ponerlo en palabras. El auto es un gran lugar para cronicar. No por el auto en sí sino por la sensación de los dedos moviéndose mientras viajamos, mientras avanzamos hacia algo, mientras recorremos la distancia. La música, la charla de los que van adelante, que llega como olitas, como olitas de mar. A la izquierda selva. A la derecha océano Atlántico.
El despertador sonó a las 5 de la mañana. Seis horas de viaje, mínimo, eso nos dijeron. Estaba durmiendo como nunca. Los perros no habían ladrado, la naturaleza estuvo tranquila por la noche. Pero el despertador sonó. La puta madre, más le vale a Zabaleta que juegue bien. Tiramos un montón de cosas que no usamos nunca en el baúl, agua caliente, mate, unas galletas. Esas galletas donadas por la Alichu serían nuestro  único alimento desde las 6 de la mañana a las 5 de la tarde.
El camino, como todos los caminos que venimos recorriendo es impresionante. Muy sinuoso, como todos los caminos, o más. Caímos en los tentáculos de un embotellamiento pero salimos. Primera batalla ganada. Tenemos GPS y  mapa pero parece que estamos destinados a perdernos en todos lados, San Pablo no fue la excepción. Ciudad gigante, ciudad de mierda.
Perderse pone a prueba el temple del grupo. Yo generalmente viajo atrás y mi energía y paciencia son limitadas. Ante eso entro en silencio, que es lo que mejor puedo hacer. Para qué explicar lo que es estar manejando como pelotudos adentro de una ciudad en la que no te entienden una mierda, y cuando te entienden se invierte la situación y es uno el que no entiende nada. Generalmente somos nosotros los que no entendemos nada. La ciudad busca vencernos, con sus carteles en idiomas extraño, con sus callecitas siempre sinuosas pero no lo logra, finalmente, después de preguntar ciento cincuenta veces, llegamos.
Llegamos al Fan Fest, la fiesta de los fanáticos, lugar al que siempre escribí como Fun Fest, que vendría a ser una fiesta divertida. Podrían ser sinónimos, pero a quién le importa eso ahora. Sigo. Miles de argentinos y miles de policías, militares, guardias de seguridad y brasileros. Brasileros de mierda, no pueden parar de venir a los partidos de Argentina a alentar por el rival. Dan ganas de cagarse a trompadas. Controles muy estrictos. Maldita sea. Paso yo con la mochila, adentro un fernet, una  coca y una botella con hielo. La misión parece imposible, ningún hombre puede realizar tal tarea, sólo alguien con nervios de acero, con temple de hierro, con unas agallas tremendas, con una belleza inigulable (?)con una valentía de los grandes hombres como San Martín, Maradona, Chuck Norris o Jim Phelps, de Misión Imposible. Ahí fui, mochilita adelante, metiendo el pecho con mi camiseta celeste y blanca. Las mujeres decían “no podrá, es imposible”. Los niños decían “¡es una obvni, es un ave, es un avión!”. El aire se cortaba con una gillete. Vestía pantalones de Belgrano, camiseta patria, lentes oscuros y una cara de pelotudo atroz. A la jugada la podrán pasar mil veces por la televisión, desde todas las tomas, con todas las tecnologías en la repetición pero nadie podrá entender cómo se pudo realizar una gambeta de esas características. Fernet adentro del Fan Fest, Argentina 3 – FIFA 1. Tres fernet ingresados en la cueva de los dragones. Tenemos el honor, porque somos caballeros, de darle como válido el gol del descuento al enemigo por ser descubiertos preparando uno en el baño del fan fest de Belo Horizonte, donde dos orangutanes con cara de malos nos hicieron abrir las mochilas. Amablemente nos invitaron a irnos, amablemente eh. Nos fuimos por nuestra propia voluntad.
Preparamos en la clandestindad el primer fernet patrio en tierras enemigas. Ya era hora, sonaban los himnos, nuestra canción tarareada. El silbatazo, comienza el partido y la  puta madre que los parió. Dos horas de sufrimiento. Qué difícil están los partidos. Me gustaría que el equipo intentara jugar un poco más. Mal o bien pero jugar. Otra victoria más sobre la hora, otra vez con un golazo y otra festejo alocado abrazando camisetas celestes y blancas, y otro grito a los putos esos que tienen más miedo que la mierda de quedarse afuera de su propio mundial. No vamos a dar nombres de países para no herir suceptibilidades. Del partido, para qué decir más. ¿Y ustedes?
Nos preguntamos cómo se estará viviendo allá, en casa. Los mundiales tienen esa fuerza de frenar todo, de poner un paréntesis al día, a la rutina y cada mundial es diferente, por las sedes, los horarios y los 4 años entre uno y otro. ¿Se estarán comiendo un asado los guasos de la cooperaria? ¿Habrá algún cliente rompe bolas que quiera su almuerzo en el Café del Alba en el minuto 110 del partido? ¿Cómo lo estarán viviendo nuestros amigos allá? Estar acá es un sueño pero siempre te queda un deseo de estar con tu gente. Estuve en el Monumental el día que ascendimos y la alegría de estar ahí era indescriptible pero la gente a la que quería abrazar estaba copando las calles, festejando con fernet, cuarteto y asado. Acá pasa algo parecido. Nos abrazamos fuerte para tratar de abrazarlos a todos. Igual, estamos haciendo todo bien. No se preocupen. Nosotros damos todo.

Finalmente comenzamos el lento regreso a casa. Manejamos hasta Bertioga, ciudad costera. Dormimos, despertamos y seguimos. Frenada estratégica en Caraguatatuba (posta, así se llama) Almuerzo, mar, vermut y sol. El día se oscurece, temprano, cuando en casa todavía es hora de merienda. La ruta, siempre sinuosa, se va poniendo negra. Volvemos, llegamos, con la convicción de haber hecho bien los deberes. Estamos en cuartos, nuestra bisagra histórica. Nos sobra esperanza. 

1 comentario:

Lucas José dijo...

Gigante el equipo en Brasil. Aca ya empiezan las cabalas, ya cada uno elige con quien verlo, no es cosa de hacer perder a Argentina por verlo en el lugar equivocado. Yo lo veo en casa, hasta ahora los mejores partidos lo jugamos cuando estaba aca, Las Flores da suerte. Si ganamos el proximo salimos en trueno a festejar. Casteli, trueno, Ivan y el Doctor en una caravana magica. Imaginate.
Abrazo de gol puto