domingo, abril 26, 2009

Ahora lo digo ¿lo leen?

Es tanta la emoción que tengo que ni siquiera sé cómo empezar este texto. Hay un cúmulo de sensaciones, apiladas una arriba de otra, como trastos desordenados, que me imposibilitan ordenar las ideas. Pero no puedo parar, no. No puedo sucumbir ante la vagancia y la falta de voluntad para expresar los remolinos del alma. Y tan convencido estoy que hasta me permito escribir frases estúpidas y cursis como “remolinos del alma”. Así que hacia allá voy, con un dominó empujando al otro.
Lo que viví ayer fue hermoso, sí, hermoso. Pasó en la casa que me vio crecer: la de mamá, papá y Luciana (bueno, y yo). La noticia de la remodelación la tomé con algo de desinterés. La casa fue siempre chica y cuando se acabó el espacio para robarle al patio nunca más se pudo ampliar. La idea (de mi vieja, todas las ideas son de mi vieja) es tirar la pared de la cocina que da al garaje y hacer el garaje más, por así decirlo, habitable.
- Sebastián ¿podés venir a darnos una mano el sábado para mudar todas las cosas del garaje a la pieza? (aclaración: “la pieza” supo ser “MI PIEZA”. Los cretinos transformaron mi antiguo dormitorio en… casi una oficina; pero ese es otro cantar)
- Y, sí. (puteadas internas, desgano y otras quejas más).
Cuando llegué mi panorama emocional cambió totalmente. Por fin destapábamos la olla, removíamos las telarañas, prendíamos una luz en la cueva para ver qué había adentro. En ese garaje se acumulan “veinticinco años ininterrumpidos de guardar basura” (palabras de mi viejo… echando culpas a todos, menos a él) ¡Ver toda esa cantidad de… de hermosa basura me emocionó hasta los calzones! Cada caja era/es un universo por conocer. Era tal la intensidad de lo que estaba viviendo, tal la velocidad de los pensamientos, la avalancha de recuerdos, que tuve miedo de perderlos. Entonces rápidamente busqué una lapicera y un papel para anotar todo. Pero me di cuenta que eso nunca me funcionó, y que más bien convenía disfrutar de ese momento y dejar que la explosión de la escritura elija, casi por sí sola, las cosas a describir/les.
Me topé con libros viejos, con recortes de diarios, con cajas con rótulos del tipo “ganchos para colgar cosas”, “adornos de navidad” o “fotos de Villa Gessel 1998”. Aparecieron manuales escolares: de mis viejos, de mi hermana y míos (el “Ibáñez”, de Historia Argentina se repetía siempre) Ventiladores rotos, relojes de pared, valijas, bolsos y bolsitos, sombrilla y reposeras, frascos vacíos, vajilla y afines por doquier, una guitarra eléctrica destruida, paletas de paddle, macetas rotas, cargadores de celulares que ya no existen, ropa vieja y hasta un álbum de figuritas de casi cincuenta años de edad. Y en todo este inventario no incluyo el rubro “herramientas”. Aunque, para dar un mínimo detalle, puedo decir que podríamos reparar un edificio con la cantidad de boludeces que encontramos: enchufes, cables, tronillos tornillazos y tornillitos, lo mismo con los clavos, las cosas de pintura y albañilería y todo lo relacionado con la mecánica del automotor. Testigos todos ellos de la época en que mi papá arreglaba todo él solo.
En un momento dado aparecieron los juguetes. Y ahí vino el baldazo de mi niñez… de nuestra niñez, hermana. Porque sé que también anduviste conmigo por ese garaje; hoy a doce mil kilómetros de distancia y ayer también cuando nos encerrábamos entre la mugre para no hacer tanto ruido. Vi tus juguetes. Los pin y pon, la granja de Fisher Price, la tortuga verde que flotaba en el agua y alguna que otra muñeca. Quedate tranquila, no tiramos nada.
Fueron varias horas lindas, lindas, lindas. Hasta creo que disfruté de los gritos y las órdenes de dos padres que parecen no soportarse mucho y que tienen que lidiar con la idea de tener a sus dos hijos fuera de casa. Mi viejo yo cargando un mueble pesadísimo (con todo lo que implica eso: diferentes percepciones acerca de cuál es la mejor forma para trasladarlo y ubicarlo en su nuevo destino), mientras la vieja ofrecía ayuda y hablaba al mismo tiempo por teléfono con su hija en España.
Creo que eso es todo. Me traje para mi casa unos vasos de plástico, un póster de Los Piojos de un recital del ’99, una tostadora y un cubrecama. Y por supuesto, libros. Entre el polvo encontré “Cien años de soledad”. Lo abrí y leí la dedicatoria en voz alta: “Dicen que la palabra es más profunda cuando es fallada; pero no puedo resistir a decirte que sos un pelotudo”. Grandiosa dedicatoria a mi parecer. “Ese me lo regaló el gordo Bertschi”, comentó el viejo entre risas mientras acomodaba una caja.
Me traje el libro con la promesa personal de leer alguna vez a García Márquez.
También se vinieron conmigo algunas certezas…
que los quiero a los tres…
aunque casi nunca lo diga.

miércoles, abril 22, 2009

¡Atento universitario, atento!

De pies a cabeza, este es le manual de moda del universitario progre de la UNC.

- Zapatillas Converse. Tienen que ser negras sí o sí. Pueden ser de las botitas o de las otras y también estar un poco viejas. Esto se repite para casi todos los ítems: todo tiene que aparentar uso y vejéz. O zapatos (marrones)
- Las medias (aunque a veces no se vean) pueden ser, para el invierno, los infaltables zoquetes de lana gruesa. Sí o sí: marrones.
- Pantalones: los lompa de trabajo marca Ombú o Pampero o en su defecto las bombachas de gaucho de la misma marca. Colores: marrón (en sus diferentes tonalidades) o el azul. También depende en qué agrupación militás. En algunas se aceptan los jean gastados.
- Y arriba tenemos, si es verano, las camisas: sí o sí camisas (también puden ser Ombú o Pampero) o alguna remera con inscripción del tipo: "por una nueva ley de radiodifusión" o algo contra los yanquis o cualquier reivindicación que casi nunca va a salir de la universidad. Y para el invierno el infaltable poulover de llama, o cualquier cosa que tenga pinta de venir del norte del país: todo lo del norte sirve. TODO. Los buzos están casi prohibidos.
Este look viene con la infaltable barba. Y el BOLSITO TIPO MORRAL.
Y como siempre hay una mejor forma para decir las cosas y como aprendí a poner videitos de you tube, acá les doy pa que se entienda algo de lo que quiero decir.
Yo me visto así, así que.............

viernes, abril 10, 2009

Memoria II

Parece que fue hace tanto..., como que nunca exisitó.
En Córdoba, una vez, gritamos algo así como "¡abajo la LES, abajo la LES!".
Éramos muchos por aquellos días...
Fue hace tanto..., como que nunca existió; pero sí; incluso dijimos "wisky", sonreímos, y nos sacaron una bonita foto.

jueves, abril 02, 2009

Memoria

Hace un tiempo encontré a una persona que tenía la misma inquietud: qué hacer con la memoria. Afortunada o lamentablemente poseo una memoria..., cómo decirlo, ¿gigante? ¿fiel? No sabría qué adjetivo ponerle. La cosa es que puedo recordar mucho, entonces el olvido no es algo que abunde en mi vida. Los dolores y las felicidades ocupan de igual manera su lugar en mi cabeza, con sus imágenes, diálogos, sensaciones y olores.
Encima vivo en un país raro. Acá la memoria funciona de una manera extraña. Limpiamos, borramos de la historia miles de momentos que nos incomodan. También tenemos eso..., eso que no sé cómo nombrar, que a veces me encanta y otras no: solemos rescatar sólo lo lindo, lo feliz de las personas, de la historia, de las anécdotas, de todo. Recuerdo a mi viejo contándome (con grandes carcajadas) que una vez juntaron muchísima pólvora y volaron dos metros de vereda. Y con la misma alegría también me contó que su papá (mi abuelo) ejercía una justicia (educación le decían) a los golpes. ¿Por qué se recuerda con alegría las cachetadas? ¿Por qué le anulamos el dolor a la memoria? Sí, lo sé, es más fácil así y no hay otra.
Tampoco digo que deberíamos traer el dolor al presente. Evidentemente somos seres de olvido, me dijo mi amigo Barnes, sino no podríamos vivir. Es cierto. Pero lo que me preocupa es la capacidad de minimizar, de hacernos los pelotudos, por así decirlo.
Toda esta introducción, que dejó de serla para ser parte del nudo, era para tratar de explicar lo que me generó todas las palabras leídas y escuchadas por la muerte de Alfonsín. "Padre de la democracia", "Luchador de la libertad", "Cambió la vida del continente", "Dispuesto a dar la vida por los derechos humanos", y faltaba decir que cocinaba bien, era un excelente amante y nadie le ganaba jugando al truco. Yo escuché (demasiado de cerca) todas esas frases pero en mi cabeza sólo cabían dos: "Obediencia debida", "Punto final". (o tres: "La casa está en orden").
Ahora bien, no tengo edad para hablar con el conocimiento de la experiencia. Nací en 1982 y los cálculos son fáciles para el descrédito a mi opinión. Pero no soy estúpido y tengo ese ridículo hábito de leer, leer mucho. Y también mantengo esa (aun más) ridícula costumbre de leer historia. Además, para decir que "era un padre de la democracia" no hay edades, ni inteligencia, ni sinceridad para vetar la opinión. Pero resulta que contradecir el sentido común y (peor aun) expresarlo parece ser una falta de respeto.
No pido una condena social por la muerte de Raúl Alfonsín, tampoco quiero que no vaya nadie a despedir sus restos, ni tampoco pido que dejen de decir que fue un "luchador de la libertad". Si hay personas que lo sientan así me alegro por ellas. Ni siquiera creo que el tipo haya sido un hijo de puta, o algo así; no siento eso. Me molesta la hiporcresía y el homenaje de los grandes rotativos que dos décadas atrás ayudaron a voltearlo. Y más importante: lo que me llama la atención es la poca bola que se le dio a la misma "cuestión de los derechos humanos". Esas dos leyes mandaron a la mierda todo y desaparecieron a los desaparecidos mucho más de lo que ya estaban. Y ahora que se levanta la tapa, que algo parece querer cambiar, escucho la peor mierda, desde el algo habrán hecho y por algo será, a las más recientes "derechos humanos para todos", "fue una guerra" o "ESTA ES UNA MANIOBRA DE LOS KIRCHNER PARA GANAR ESPALDA POLÍTICA". Puta-madre-que-lo-parió: si para ganar votos acá lo que más conviene es ser un hijo de puta, un asesino y un entregador de indultos. Todos se hacen los pelotudos y les molesta cuando alguien urga en el pasado. Y sí los Kirchner ganan crédito por la condena a los genocidas: en buena hora ¿qué pretenden? ¿Que no ganen simpatías? Lograron la carcel común y efectiva para Menéndez y cia y eso no es poco.
Y yo empiezo hablando de la memoria, de mi viejo, de Alfonsín, de las palabras... y termino hablando de la tristeza. Es que me duele por todos lados... y no puedo olvidarme.
Quizá me equivoque. O quizá no. De algo estoy seguro: el tiempo NO DIRÁ.

jueves, marzo 26, 2009

Post dedicado

No es usual que pase, pero a veces...
Acá van, amiga, estas líneas tuyas. Aunque suene raro, pero este posteo te lo dedico a vos. Son tus palabras, lo sé, pero a mí me conmovieron...
Creo que nunca nadie escribió algo sobre mí.... Así que acá va, sin censura, tal cual lo sentiste y escribiste.
Cintia La Chueca, de las mejores..., de esos y de aquellos años.

"Sé que aquel angel..."

Irreflexivo, no se sabe a dónde quiere llegar, no habla para nadie, habla para si mismo. No se parece a nadie, todos lo escuchan y no saben que contestarle. Algunos lo interpretan demasiado y pierden el sentido de lo que el quiso decir, otros ni siquiera se acercan a sus pensamientos, simplemente no lo entienden.
Demasiado reflexivo, el tiempo pasa y el sigue pensando en pequeños detalles en los que nadie se detiene. Tiene recuerdos guardados que a muchos se le pasaron de largo. Piensa demasiado. A veces, le da fiaca pensar, le da fiaca levantarse, le da fiaca comer, no quiere caminar solo quiere estar. Acostado tal vez, quien sabe.
Sensible, muy sensible pero nadie lo nota. A veces demasiado sincero, irónico y porque no una pizca de crueldad. Te hace sentir minúsculo cuando se lo propone. Y cuando menos lo soporto, es un idiota. Se parece mucho a un intelectual, esos que pertenecen a una raza superior, esos que usan palabras que nadie conoce el significado.
De aspecto tranquilo, bondadoso y distraído, ojos tan celestes que se puede ver lo que esta pensando, o al menos yo siento que sé lo que pasa por su cabeza, pero el no lo nota, claro es porque está pensando, porque el piensa demasiado.
Algunos creen que tiene ojos verdes, pero el color de sus ojos depende del clima. También están los que piensan que todo el tiempo es divertido, pero eso también depende del clima. A veces tiene los ojos celestes, a veces es solo amargura.
Sabe respetar el silencio, cuando no hay nada para decir, es mejor quedarse callado. Grandes aventuras desprende de pequeñas anécdotas, vive en una historia sin fin que minuto a minuto escribe ante sus ojos. Es el protagonista de un cuento que aún no se sabe como va a terminar, un cuento surrealista, una historia difícil de creer que sea cierta. La historia del que busca hacer lo que lo hace feliz.

domingo, marzo 15, 2009

Playing for change

Esto me ha despertado cosas lindas en los últimos días. Creo que es algo muy bello.
Instrucciones para escuchar:
- Nada de ver y escuchar sin atención; así no funciona.
- Tratar de que sea en una compu con buenos parlantes.
- Relajarse.
- Disfrutar.
- nada más, y nada menos.

martes, marzo 10, 2009

Cero compromiso (el de ustedes)

Bueno, voy a tratar de ir por partes porque sino empiezo a tirar mierda para todos lados y quizá alguno se manche más de lo que merece. Ustedes, bloggeros amigos: ¿son o se hacen? ¿Me quieren decir qué carajo les pasa? No postean nunca, no comentan nada, no me dan nada nuevo... DESAPARECIERON. Hay gente que depende de sus letras, de sus textos y ustedes se hacen los pelotudos.
Tener un blog requiere "algo" de compromiso. Compromiso como el mío: arriesgo mi trabajo para postear y leer sus cosas. Si vas a tener un blog al pedo, mejor no lo tengas. O mejor aún: los blogs que no se usan deberían ser expropiados, y a la mierda! Si un se detecta la inactividad de un blog por un periodo determinado, el Estado tomará posesión de ese dominio.
Estoy seis horas seguidas al frente de una computadora con un mooooontooon de tiempo disponible para estar en internet. Ahora que lo tengo, ustedes no ayudan. Entro a sus blogs y nunca hay nada nuevo. Encima se han borrado del mío. No quiero dar nombres propios pero.... ustedes, cada uno de ustedes ya sabe. El único que zafa del aplazo es latimidezyotrascosas ya que (después del impasse vacacionil) postea seguido.
Mis instrumentos de medición indican que han descendido las visitas a devuelvanlapelota como así también la cantidad de comentarios. Entonces yo posteo algo y lo tengo que dejar más de una semana para que alguien se digne a verlo. El caso más alto de traición es el de dibujosenelpiso. Pensé que teníamos un acuerdo, pero él lo rompió. Otros que se sumaron a la traición y se borraron son: Barnes, Alonso, "se agotaron" Soler, Sil66, y mi hermana. Todos ellos supieron visitarme y ahora nada. NADA.
Sumé un par de blogs a mi lista de amigos (los cuatro primeros de la lista) pero tampoco postean nada ni tampoco entran al mío. ESTO ES UNA CRISIS. Yo hago todo lo posible: cambié el formato de mi blog por consejo de mi asesor de imagen; posteo cosas cortas y de fácil lectura; agregué fotos. ¿¡Qué más quieren de mí?! ¿Que escriba bien, eso quieren?
Peor es la situación de los que dicen ser amigos míos. Claro, al prinicipio leían todo lo que les pasaba, pero ahora se han acostumbrado, ya no soy novedad, y "nadie en el mundo piensa en mí".
Quiero respuestas y las quiero ya. ¿Me leen? ¡YA!


Sino pasa algo en las próximas 48 horas..................................................................................

mejor ni les digo.

p.d: Sr Fulano también zafa del aplazo. Le vamos a poner un 8.

miércoles, marzo 04, 2009

Devuelvan la pelota I

Quiero hablar con usted, Profesor, quiero volver a los tiempos en que nadie se imaginaba mi posible existencia, quiero caminar por esas veredas rotas, quiero vestirme con esas ropas, quiero estar en aquellos momentos; ¿me podrá ayudar? Es que ya no soporto mi imaginación; las imágenes se me vienen como barriletes sin piolín y vuelan, vuelan, vuelan alto, y toman los rumbos que se le dan la gana. Y yo acá abajo, atornillado a estos días. Quiero esos días de tribunas llenas, de goles, goles y más goles. Quiero una gambeta, una historia de muchos oradores, de magia popular sin respaldo televisivo. Quiero saber de aquel que gambeteó a todo un equipo, al policía, al banderín del corner, al fotógrafo y al arquero; ese mismo que, por no ser egoísta le cedió el gol a un compañero, cuando sólo restaba empujarla a pocos centímetros de la línea. Quiero esas camisetas únicas, productos fuera de serie. Quiero el sombrero y el saco. Quiero “atentos a la información”. Quiero la ele más larga que la o, para ver cómo se siente. Quiero ver el gol de Grillo en el Monumental, el penal de Roma a Delem, la “milonguita” Heredia jugando como dios manda en Alberdi, al petiso Sanfilipo haciendo con las piernas lo que su boca dice en estos días, a Rattín estrujando el banderín inglés a través del dibujo de las palabras radiales de Fioravanti.
¡Qué alegría de la gente de Racing! Ese chango le pegó con alma y vida, y el mundo es todo de ellos. Levanten las manos, conquistadores de América, Independiente los saluda. Vengan todos los grandes, vengan a mi cancha, a Río Cuarto, a Santiago del Estero, San Vicente, Nueva Italia, Jujuy, San Miguel de Tucumán, Trelew, Tandil, y el resto del abecedario del país. Miren a ese pibe haciendo jueguitos en el medio de la cancha. Tuc, tuc, tuc, con la zurda; y tuc con el taco, tuc con el hombro, tuc tac tuc rápidamente pasando la pelota por todos lados. “Mi primer sueño es jugar en la copa del mundo”. ¡Ay, por dios, ese gol! Ese gol. ¿Cómo explicarle, profesor, que las emociones no envejecen? “Arranca Maradona, genio del fútbol mundial”. Y uno y otro y otro y otro más en el camino. Quiero en vivo y en directo esa sensación. Quiero ver las lágrimas ante tanto milagro argentino. Quiero saber de qué planeta vino para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina; Argentina dos Inglaterra cero. Quiero ver con los ojos abiertos lo que veo cuando los cierro. Quiero más fútbol y menos de esto, que ya ni sé que nombre ponerle. ¿Podrá ayudarme? Yo sé que la máquina ya está en desuso, pero confío plenamente en su capacidad para hacerla andar nuevamente. Porque hasta donde yo sé, no hay nada que Emmet Brown no pueda arreglar. Cualquier cosa avise… Yo voy a estar acá, viendo unas fotos viejas.






p.d: sí, Guadalupe, así lo suelo sentir.

miércoles, febrero 25, 2009

Letra viejas. Viejas letras.

En un momento pensé que estaría bueno postear algo. Y me puse a buscar archivos en la computadora. Allí me encontré con todas esas ideas a la mitad, con carpetas que dicen "cuentos sin terminar", "ensayos", "cosas", "mis cosas", etc. Adentro de cada una de esas carpetas habitan una cantidad enorme de archivos viejos y no tan viejos y viejísimos. Uno de ellos es este.
Creo que escribí este texto hace como 4 años, cuando apenas sabía agarrar la lapicera (o apretar el teclado) Está moooy mal escrito pero me hizo acordar a aquellos años en los que ponía en tinta todas las cosas que se me ocurrían. Una época bien productiva.
Acá va, sin censura, tal cuál lo encontré:

LA EDAD DE LA PUTEADA

Tipo 10:46 de la noche el nueve de mi equipo malograba la oportunidad de ponernos dos a cero. El penal estuvo mal pateado. Ni siquiera nos dieron un corner. Fue más horrible que el de Binetti en la final del 98’. No creo que haya dolido tanto como me dolió aquel; los penales errados son una frustración enorme.

Muy bajito dije: “la puta que lo parió”. Un viejo de unos 60 años sonrió y asintió con la mirada. Hay ciertos personajes que mantienen viva a las tribunas y no son, precisamente, los que se paran en los para-avalanchas. Son esos tipos que han visto todo. Son los libros abiertos de la cancha. La historia viva. Boina vieja, radio a pilas, bufanda tejida en casa.

Corrían dos minutos del segundo tiempo y ese delantero pasó a ser el peor de la historia para gran cantidad de gente que le habían dado un marco interesante a la cancha ese día. Los papelitos bailaban al ritmo de un viento fresco y las banderas se resistían al movimiento, atadas con un hilo, enamoradas de ese alambre que las separaba de aquellos que la defendían.

A mi izquierda, y un escalón más abajo, tres viejos pelotudos se encargaban de putear al mencionado jugador hasta reventar sus débiles gargantas. Yo pensé en decirles lo estúpidos e injustos que me parecían sus comentarios, pero dejé para otra ocasión la posibilidad de ganarme una trompada. Además, a nadie parecía importarle.

Este tipo de personas abundan en las canchas argentinas. Primero insultan, después aplauden, después silban, después agitan su corazón y luego rompen sus gargantas con frases desafinadas como: “siempre te alentaré” o “en las buenas y en las malas te seguiré” o “te sigo a donde vayas”. Y una lista enorme de frases trilladas.

Yo creo que hay una cierta edad en la que estás habilitado para putear a tus propios jugadores porque para reventarle los oídos al árbitro o a los rivales no hay edad). Es más, cuando un nene de 4 años suelta una puteada, todos en la tribuna le festejan la tierna palabra o frase.

Sin dudas, los más ingeniosos insultos los he escuchado en la tribuna. Esto demuestra la creatividad y el calor humano de la popular.

Los códigos de la cancha solo los aprendés yendo a la tribuna partido tras partido. Te nutrís de ciertos instantes únicos e irrepetibles que marcan tu trayectoria como hincha.

El día en que te das cuenta que sos más viejo que alguno de los que está adentro de la cancha, es en ese momento que tu puteada adquiere legitimidad. Hasta entonces.................... sos un pendejo boludo y mejor te callás la boca.


sábado, febrero 14, 2009

Día de los bla bla bla

Bueno, este día me encuentra alejado de quien fue mi gran amor durante gran parte del 2008. Realmente, si alguien me pregunta, no sabría decirle qué fue lo que pasó entre nosotros dos. A ella le estaba yendo realmente bien. Había conseguido un buen laburo y todo hacía creer que para el 2009 las cosas marcharían sobre ruedas. Yo estaba escribiendo mucho, me contrataron en el diario y hasta aprendí a cocinar cosas nuevas. Pero un día la burbuja se rompió.
Lo último que me dijo fue un "chau, gringo, que tengas una buena vida", desde el asiento del acompañante de un auto. Y se me fue....






Pero luego me repuse y me consolé sabiendo que con Mercedes las cosas, tarde o temprano, se iban a terminar. Ella era mucho más grande que yo; las cosas en Socias le iban muy bien y seguramente conocería alguien con más ambiciones.
Entonces me decidí a buscar alguien con quien compartir este 2009. Y el amor vino de la mano de otra Mercedes. Esta es más joven, talentosa, es fotógrafa, y tiene una sonrisa hermosa.
Ya veremos cómo termina esta historia. ....



lunes, febrero 02, 2009

La maldita costumbre de traer el trabajo a casa

Porque devuelvanlapelota es MI casa. Y acá estoy, trayendo escritos remunerados..., en fin.
Esto lo escribí para la sección Temas, de algunos domingos atrás, y como me gustó lo comparto.
Ahí va, espero que guste. Este es el link:


http://www2.lavoz.com.ar/suplementos/temas/09/01/18/nota.asp?nota_id=481908



Como me censuraron el comienzo, acá les paso la introducción que no salió:

- Oiga, Ramia ¿Se anima a escribir algo sobre Cristiano Ronaldo?
- Ese juega al fútbol ¿no?
- Sí. La Fifa dice que es el mejor de todos.
- ¿Mejor que Housemann? Guarda, que el "loco" hacía cada cosa con la pelota...
- Pero ese ya no juega más, Ramia. Mire, esta es la foto de Cristiano Ronaldo.
- Ajá. Parece demasiado lindo para ser jugador de fútbol. En mis épocas, Perfumo y Marzolini eran los más pintones. Pero "el feo" Labruna ganaba mucho con las señoritas. Y el "loco" Gatti y el "turco" García ¡puf! Mejor ni le cuento.
- Ramia..., usted tiene 26 años ¿de qué épocas me habla, si se puede saber?
- De todas menos de esta.


Bueno, ese era el comienzo. El resto lo leen desde el link. Espero que lo hagan.

¡Abrazos varios!

martes, enero 27, 2009

Villa Rumipal

Este lugar ocupó muchas horas de mi infancia. Fue bueno volver...











sábado, enero 03, 2009

¿Será el gorro?

Este texto medio choto es tan sólo un pedazo arrancado de otro texto que verá la luz pronto y se llamará: "A mí nadie me agradeció por el ascenso del 2006".
Acá va:


Soy hincha de fútbol.
Soy hincha de Belgrano de Córdoba. Sólo los que se calzan la camiseta celeste para ir a alentar desde una tribuna saben bien lo que implica ser hincha de Belgrano. Y tengo que hacer la distinción entre hincha, simpatizante, barrabrava o simple espectador. El hincha quiere más, siente más y, peor aún, se entristece más. La cuestión es esa, tan simple y tan compleja. Como hincha que siente siempre trato de hacer lo posible para que mi equipo gane. Y cuando alentar no alcanza, cuando el aplauso, el grito o la puteada no consiguen resultado, ahí entramos en el terreno de las cábalas. Y en eso soy implacable.
La cábala entra a jugar su partido en el momento que nos tomamos conciencia de ciertos comportamientos como por ejemplo: tomar una cerveza en el kiosco de la esquina, saludar un con beso en el cachete izquierdo a la vieja antes de ir para la cancha, comer ravioles con salsa, y otras tantas cosas. Desde que uno se levanta hasta que llega a la tribuna, incluso durante el partido, las cábalas adquieren una importancia vital. La vestimenta es, a mi entender, una de las más usadas. Recuerdo que en los partidos finales del torneo del 2006 en el que ascendimos, llevaba siempre el mismo jean (sin lavar), las mismas zapatillas (sin lavar), la misma camiseta (¿hay que aclarar que tampoco se lavaba?), la billetera en el bolsillo derecho de adelante (como para no tentar el hurto) y las llaves en el izquierdo. Después, durante el desarrollo del juego, repetía algunas conductas como soplarme las manos, ir al mismo lugar en la tribuna, acomodarme el cinto, o putear a este o aquel jugador. En el entretiempo me encontraba en la puerta de los baños con dos amigos (la cábala funcionaba así: íbamos a la cancha separados, nos encontrábamos en el descanso, y veíamos en otro lugar de la tribuna el segundo tiempo) Y si mi amigo no podía asistir a la cancha nos llamábamos por teléfono. Misma conducta con los partidos televisados de visitante.
Y decía yo, algunos renglones atrás, que sólo el hincha pirata sabe lo que es ser de Belgrano: casi nunca jugamos bien. Increíblemente ganamos muchos partidos, sacamos puntos de todos lados, y llegamos casi siempre bien arriba en la tabla. Pero de jugar bien… ni hablemos. Entonces uno se vuelve loco y culpa por las derrotas ante equipos demasiados pequeños a la omisión de ésta o aquella cábala.
Un par de fechas atrás decidí llevar mi viejo gorrito celeste. Me lo compró mi viejo la primera vez que fui a la cancha, en un partido contra Boca, que ganamos 3 a 0. Tiene muchos años y muchas sensaciones arriba. Y en contra de todas las modas (los gorritos no se usan más) y de las altas temperaturas (las lanas molestan mucho) me calcé el gorro y fui para el Gigante. Esa noche le ganamos a Platense 2 a 1. Después de mucho tiempo dimos vuelta un partido (íbamos ganando, nos empataron, y logramos la victoria sobre el final. En el planeta Belgrano: eso es dar vuelta un partido. Es una rareza que vayamos perdiendo y terminemos ganando)
El siguiente partido de local no llevé el gorro. Jugamos peor pero ganamos. Después se vinieron un par de derrotas más, y yo sigo creyendo que es mi culpa por no llevar el gorrito celeste. Lamentablemente, ser de Belgrano, te empuja a ciertas cosas. Ya me sé de costumbre como cargarme de culpas para hacer más llevadera la idea de que rara vez hemos jugado al fútbol como la pelota manda.

lunes, diciembre 15, 2008

El descanso de los durmientes

Esperaron tanto tiempo, acostumbrados a vivir en un país donde todo llega tarde. Son la imagen de un fracaso, de un asesinato, de un coma cuatro, de una herida que nunca termina por cerrar, de lo que somos. Abandonados, dejados en desuso, ellos siguieron ahí como testigos únicos de nuestra patética historia.

El hambre de los últimos años terminó con algunos de ellos. Quizás sirvieron para dar calor o para construir una casa para que la pesadilla de estar vivos fuera más llevadera o tal vez se los llevaron por puro daño, por pura bronca, por la más pura de las razones. ¿Por qué pasó tan tiempo? Hubo un antes y un ahora ¿Y en el medio? Difícil decir. Quizás un grupo de personas vestidas todas iguales consideró que todos estábamos enfermos y que la mejor forma de matar ese mal era haciéndolo desaparecer. O quizás fue un petiso con pelos cerca de las orejas que pensó que ya estaba bien con ese chiste de tener mucho para todos, entonces vendió todo para muy pocos. O quizás fuimos todos nosotros; cómplices históricos de los días que pasaron. Pero estas son todas novelas mías.

Y los durmientes siguieron esperando. Y yo desde que tengo uso de razón siempre estuvieron descansando. Y ni mi viejo ni mi vieja me podían explicar porqué. Ayer pasé y vi nuevos sueños, apilados uno al lado del otro, esperando un próximo despertar. En ese lugar ya estaba el cartel que anunciaba la obra, con la frase “Argentina, un país en serio”, con los colores celeste y blanco, con luces potentes, y creo que sólo faltaban los bombos y los redoblantes. Al principio no lo creí (eso de creer son de países que no son serios, como el nuestro) Pero después, al ver a una cantidad importante de gente trabajando, alimentando sus bolsillos, sus estómagos, sus sueños y los míos, quise ponerle más luces al cartel y que sonaran los redoblantes. Porque para mí es importante, sin importar las miradas ni los dedos índices (esos que tanto se usan por aquí)

Seguiré esperando, como de costumbre, que algo suceda. Seguiré imaginando las postales que retengo de mi temprana edad. Seguiré escuchando, hasta que algún día escuche, los sonidos aquellos: el de la barrera bajándose, la campana de advertencia, la bocina del tren, la voz sabia del viejo que corta los boletos, el ruido de las ruedas circulando por las vías, el chirrido de los frenos, las conversaciones ajenas, y todo lo que mis oídos quieran guardar para hacerme recordar que estoy despierto.







lunes, diciembre 08, 2008

LOS VISITANTES

2007 visitas marca ese contador.
Fooooo, bien ahí.


Bueno, con el nerviosismo no preparé ningún discurso..., pero bueno, no me quiero olvidar de los que siempre visitan. A riesgo de olvidarme de alguno, acá van los saludos:
- a los de nitrato ferroso. (fogliacco, barnes, bustos)
- al tincho
- a la Soler
- a Cardo y Carrizo
- a la gente de España y de Uruguay
- a los de la vinito y amor (que entran poco....) (bueno, el muñe zafa del aplazo)
- a los que viven en Vicente López (creo que hay alguien de por esos lados que entra seguido)
- a Pequenia, guadalupe, la timidéz y otras cosas, etc.
- Y no sé, a los que entran, se aburren y se van. Y a los que entran, leen y se van.


Prometo un ferné para aquellos que vengan a visitarme al festejo de las 2000 visitas.
Inchauspe 252. Glorioso Barrio Las Flores. Córdoba ("capital de ¿¿qué?!, del cuarteto!") (Gracias Rodrigo)

sábado, diciembre 06, 2008

Algo así como una moneda

Verso:

Rubén Ramirez vive solo. Tres hijas mujeres; divorciado, 54 años, desempleado. A los 24 la conoció a la Mónica. A los 26 se casó. Llegó a la primera de Racing de Córdoba. Fue suplente toda la primera parte del campeonato, hasta metió un gol en un partido. Se lesionó en la pretemporada y una operación tardía y barata, aniquilaron sus sueños de juventud.

Después fue padre una vez, y después otra y después otra. Cuando llegó la última lo echaron del trabajo. Se dedicó a la albañilería y a la pintura de interiores. Paralelamente comenzó con la bebida y eso nunca más lo dejó.

Borracho feliz en el bar, violento en la casa.


Anverso:

Rubén Ramirez vive acompañado. Tres hijos varones. Casado hace 18 años. Conoció a Mónica a los 24 y se casó a los 26. Jugó en la primera de Racing de Córdoba; debutó y fue titular toda la temporada y metió goles históricos. El más importante: el del ascenso a Primera B contra Juniors en Barrio General Paz. El otro gol se lo hizo a Fabiana Mazzei: en la medialuna, con el pasto recién regado, las luces apagadas y el silencio del canchero. La embarazó una y otra vez y Petrone asumió la paternidad sin siquiera darse cuenta.

Terminó su carrera como un héroe y con los consejos de Fabiana, comenzó una carrera como decorador de interiores. Mónica seguía hermosa y se amaban como conejos. Llegaron cuatro hijos varones más y el último fue ahijado del Presidente, que en la ceremonia elogió la capacidad goleadora de Ramirez.

Mientras tanto su vida como diseñador iba creciendo con los contactos que conseguía Fabiana.

Sus siete hijos la descosían en Racing y Fabiana comenzó escenas de celos y hablar mal de él. Rubén ya no necesitaba más de sus contactos, ya trabaja en Buenos Aires, pero ella era insaciable con sus exigencias. Decidió terminar la historia, fue a casa de Fabiana y Petrone, con la excusa de cambiar un cuerito y se llevó un video y con esto su tranquilidad.

martes, noviembre 25, 2008

Las cosas de Bº: Las Flores

Sin quererlo, sin buscarlo, sin esperarlo, un día nos enteramos que teníamos que mudarnos. Debíamos dejar la gloriosa Vinito y Amor para ir a parar vaya a saber dónde. Un buen día (un muy buen día) vinimos a ver esta casa, la que hoy habitamos. Y nos gustó; primero individualmente; después nos fuimos mirando y asintiendo con la mirada. Y "¿queda?", "sí, queda" Y así fue como, resumiendo mucho, terminamos acá, en Barrio Las Flores.
Ya escribiré algo sobre el barrio, la gente, la casa, y otras sensaciones. Pero lo que hoy me convoca a la máquina es otra cosa. El contexto es/fue el siguiente:
Martes; 14:30hs. Creo que debe hacer como 30 y pico de grados de calor. Así que acá andamos con el Juan Cruz en la casa. Yo desempleado y él con horarios a su gusto. Es por eso que andaba deambulando por la casa sin hacer nada. Mi pieza es un asco, la cocina también, el living está desacomodado, y etc; pero con este calor...... Y fue entonces cuando escuché de lejos ese grito tan familiar "heladooooooooooooooooo" Y me dije "nooooooo". Agarré la llave, abrí la puerta y le pegué un grito; algo como "eeeeeh". El viejo frenó y se cruzó. Yo me volví para busar plata. Encontré un billete de $5 y salí. El viejo, con la bicicleta negra, la heladera adaptada al volante y el cartón con los dibujos de los helados, él con el guardapolvo blanco, y atado adelante un cartel escrito con cursiva que decía: "llameme por mi nombre: 'heladero'." Ya no tenía opción: le tenía que comprar sí o sí.
Y así fue. Pagué el "palito bombóm helado" más caro de la historia: $5. Pero este fue un regalo a mi tradición, a mi infancia, a la memoria, y a los recuerdos de aquellos años. ¿Nostalgioso? Sí, hasta el mango.
¡Por favor! Esto me demuestra que hasta los estúpidos martes traen alegrías, por más chiquitas que estas parezcan.

lunes, noviembre 24, 2008

Tercera parte de eso que vengo escribiendo

3

Desde Buenos Aires la orden había sido clara: vivos o muertos. Mejor muertos. Ya los habían atrapado, encarcelado bajo diez llaves y se las arreglaban para esfumarse, para seguir alimentando la burla. Las leyendas crecían, de un lado y del otro. Con la oralidad como único recurso, las historias sobre los atracos y las huidas crecían kilómetro a kilómetro hasta llegar a la Capital. Todos los meses, también, se escuchaba que los habían matado a tiros en un bar en Esquel, o a orillas del Río Limay, o en un enfrentamiento en Las Heras. Todas las versiones se contradecían.
Inevitablemente el mito crecía.
Se confirma un nuevo robo.
Un puño golpea con fuerza sobre un escritorio de fina madera.
Los diarios ridiculizan al Gobierno con caricaturas sarcásticas.
Alguien es despedido, alguien es ascendido.
Varela ordena: “Los quiero muertos, me entienden, muertos”.

Se había creado una división especial para detener a los bandoleros, ladrones de ganado, bancos y trenes. Pero contra estos cinco parecía que no alcanzaba. Se creó otra. Varela, un policía de reconocida trayectoria, estaba a cargo. Una docena de forajidos completaban la división.
Iban por fuera de la ley en nombre de ella.
Cabalgaban, estos, en busca de aquellos. Hombres. Distintos.

Con la colonización del desierto en pleno apogeo el temor más grande era que estos gauchos rebeldes entablaran relación con los indios. Los tiempos de Valentín Alsina habían terminado. La muerte del Ministro de Guerra de Avellaneda abrió el camino para la llegada de un general que quería escalar más alto: Julio Argentino Roca. Ya no habría más guerras defensivas, ni zanjas para impedir el arreado de ganado: desde el exterior llegaban los primeros fusiles automáticos Remington. La campaña del desierto entraba en su etapa más intensa.

domingo, noviembre 16, 2008

Me gusta...

- Las tormentas con truenos fuertes. Abrazarme a algo cuando eso sucede.
- El calor.
- Un mate amargo en el invierno.
- Viajar con esos discos viejos. Es como volver a los lugares donde estuve.
- Mi barrio.
- La sonrisa de una chica enamorada y lo hermosamente boludo que puede ser un hombre cuando esa chica le sonríe.
- El final de "No habrá más penas ni olvido" .
- El viento cuando estoy abrigado.
- La piel estirada.
- La libertad de las vacaciones.
- Las palabras justas.
- Los olores de aquellos años.
- Escuchar música en cassettes.
- Las fotos.
- Los amigos.

Y la lista sigue...

martes, noviembre 11, 2008

de radios y de teatros

Bueno, el día llegó.
Hoy (martes 11/11) estarán pasando un radio teatro que escribí (y que todavía no pude escuchar cómo quedó) Será a eso de las 15:30hs por Radio Universidad Am580.
Ayer estuve por la Radio presentando la obra y hablando de un montón de cosas más que no recuerdo ya que ciertas emociones y algunos nerviosismos aislados me han desconectado la memoria; por lo que he olvidado casi todas mis palabras dichas durante esos 10 min que duró la entrevista.

Mi amigo Maxi.V me comentó que puedo subir los audios a la red (es la magia de la internet) Ya vamos a ver cómo lo arreglamos. Para mi eso es casi imposible..., pero lo intentaremos.
Bueno, quedan debidamente notificados.
Abrazo:

yo