martes, febrero 06, 2024

#Crónicas Piratas. Fecha 3: Ñuls 1 - 0 Belgrano



Gracias a las cámaras especiales de Crónicas Piratas pudimos captar el diálogo entre Alejandro Rébola y Andrés Merlos:

—¡Merlos! ¡Ey, Merlos! ¡Terminalo de una vez!

—Pero… si todavía no empezó el partido. 

—Por eso, terminalo ya.

El árbitro, desconcertado, pitó el inicio del partido. 



A Merlos le pareció simpático el chiste de nuestro veterano defensor. Pero no era un chiste: Belgrano quería que el partido terminara en el perfecto 0 a 0 que tanto parece gustarle. Durante el primer tiempo Merlos nos dio algunas faltas pelotudas y fue nuestro mejor jugador. 


No hay palabra que alcance para definir el primer tiempo que jugamos. Pero una imagen vale más que mil palabras, ¿verdad?



Ser hincha de Belgrano es maravilloso. El pequeño problema es ver a los jugadores del primer equipo masculino jugar al fútbol. Ese es el asterisco que hay que hacer hace unos 20 años. 


Pero mejor sigamos. 

Merlos anduvo bien pero no pudo hacer nada con el centrito de mierda que tiró Ñuls y que Rébola dejó pasar. Raro. Estaba defendiendo como un campeón y de repente… aparece un desubicado detrás de él para cabecear. Por si acaso Losada estaba atornillado en la línea.


El primer tiempo fue nefasto. Pero en el segundo se vio algo… y cuando digo algo digo ALGO. Una pizca. Un poquito. Alguito. Los cambios le dieron un poquito de movilidad al equipo: García, Metilli y, principalmente, Bryan miúnicohéroenestelío Reyna.  


Necesitamos que el peruano gambetee. Que encare. Que pase a uno y tire un centro. Que la pise y patee al arco. Que haga bicicletas, engaños y regates. Que le pegue unas cachetadas a la modorra del equipo. Sino se va a dar cuenta de que somos una verga y se va a ir.


Los últimos 10 minutos fueron los mejores. Pero nos cuesta mucho patear al arco. Passerini está solo. Y el planteo, a mi parecer, no es el indicado. Belgrano necesita salir a proponer ALGO alguna vez. No podemos seguir SaVQO: Saliendo a ver qué onda todos los partidos.


Apenas terminó el partido fui a buscarlo al Perro. 

—Ah, no. No me hagas partícipe de tu crónica de mierda sobre un partido de mierda. 

—Dale. Pensé que éramos amigos. 

—Pensaste mal. No vengas a pedirme ayuda. Arreglátelas solo. 



No pude dormir. Miraba el techo y mi cabeza seguía puteando. 

El despertador sonó a las 6.30. A trabajar, por un sueldo que rasguña la dignidad. ¿Cuánto ganan los jugadores? ¿A qué hora se levantan? Preguntas boludas de un lunes boludo. 


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