Diario Mundial. Día -6.
Ayer, en pleno horario laboral, con mi ropa de fajina, mis
pantalones de laburante que me hacen sentir un poco más hombre, metí una
gambeta digna del mejor burrito Ortega. Cintura endiablada, amague para un lado
y salida para el otro: me fugué, sin aviso previo, y modifiqué mi itinerario.
Trabajo en la calle y puedo hacerlo. Igualar mi maniobra con una gambeta del
burrito es poco menos que una falta de respeto para con el burrito. Así fue
como hice cola en una dependencia del Ministerio de Salud de la Nación para aplicarme
la vacuna contra la fiebre amarilla.
Mientras aguardaba en la fila trataba de determinar quiénes
de los que estábamos ahí tendríamos el mismo destino brasilero. Luego de un
rato, al superar la timidez de los que no se conocen, empezamos a charlar en la
cola. Un grupo de tres guasos partían este viernes hacia Brasil en un
motorhome. Eran siete más el chofer. Tremenda organización, hermoso plan. Otro
pibe se iba con la familia en auto. Un guaso partía el miércoles en bondi con
una empresa de turismo. Un padre con su hijo se iban en avión. Todos teníamos
algo en común: ninguno tenía entrada.
Nos advirtieron un par de cosas, me pincharon el brazo y
salí. Ahora estoy protegido por diez años contra esa tal fiebre amarilla y ese
mosquito de mierda que la transmite. Más tarde me enteré que no es obligatoria
y que sólo los que viajen al nordeste la necesitan. Nosotros no iremos hacia
allí pero quién sabe. Quizás terminamos en el medio del Amazonas, viviendo con
una tribu de nombre impronunciable, rezándole a dioses confusos, comiendo
tucanes, enfrentando leones, fumando de la misma que fumó Castañeda con Don
Juan. Quizás me la pase tirado en una playa mirando las chicas pasar pero igual
no descarto nada.
Mientras escribo esto Careca acaba de estrellar un tiro en
el travesaño del Goyco. El Diego ya ha recibido varias patadas ante la
pasividad del árbitro y Bilardo ya salió del banco a dar una indicación y
acomodarse las champas. Fox Sports está pasando los octavos de final del
Mundial del 90. ¡Cuántos recuerdos! ¿Será una señal? ¿Será que les ganaremos
con toda injusticia a los brasileros? ¿Será que Messi, con el tobillo
destrozado, se vestirá de héroe y le dará un pase tras tremenda jugada a un
delantero de los nuestros para marcar el 1 a 0 inamovible? ¿Será que alguno de
nuestros jugadores pueda sentir, o mejor dicho hacernos sentir, la camiseta
como lo hacía el Diego? ¿Quién sería el Cani de este equipo? ¿Higuaín? No,
Higuaín no. ¿Agüero? Tampoco. Quizás el boludón de Di María esté cerca de ser
uno de esos jugadores que encara sin pensar. Mientras pienso estas boludeces
los brasileros acaban de meter dos tiros consecutivos en los postes. Se deben
querer matar. Branco todavía no lo sabe pero en algún momento va a tener sed y ese trago pesará en
su estómago. Los alfileres bilardistas brillarán en el medio de la cancha.
¡Qué grande el Diego, defendiendo de cabeza en un tiro de
esquina brasilero! Burruchaga también era de los buenos. Pero en este partido
se la pasó defendiendo. La verdad que ese equipo de Argentina daba ocote pero
corrían todos. Yo lo único que pido como hincha es que den todo y ahí creo que
está la diferencia con los jugadores actuales: no les creo nada. Son buenos,
muy buenos. Tienen habilidad, rapidez, fama y dinero pero es difícil creerles.
No hablo de la selección, hablo de los jugadores en general. Burruchaga le
acaba de meter una linda patada a Ricardo Rocha y acto seguido mete un buen
tiro desde afuera del área. Taffarel al corner. El pelotudo de Marcelo Araujo
anuncia que entra Calderón por Troglio. Ni me acuerdo de Calderón pero se me
hace que es un cambio defensivo.
Esta crónica desordenada, caprichosa y vomitiva terminará
con el gol de Caniggia. Brasil patea su vigésimo corner errando un nuevo
cabezazo. Las cámaras se posarán en una siempre rubia con camiseta amarilla en
la tribuna tapándose la boca con gesto de sufrimiento. No te das una idea cómo
te va a quedar la carita mi amor en un ratito. ¡Dejen de pegarle al Diego hijos
de puta! Ya van a ver, ya van a ver. Patada artera desde atrás. El árbitro
bien, gracias. Ni amarilla. Lo silban al Diego los tanos. Ya van a ver ustedes
también. No se dan una idea cómo la van a tener adentro en un par de días. Me
gusta el Vasco Olarticoechea, Ruggeri también. Bien Simón y el Goyco, claro. No
sé qué habrá visto Bilardo en jugadores como
Basualdo, Monzón o Dezzoti. Parece que va a entrar Paulo Silas. Él no lo sabe
pero en algún momento va a ser ídolo en San Lorenzo, con goles olímpicos y
todo. Atentos. La agarra el Diego en la mitad de la cancha, engancha, se saca a
uno de encima, ¡a otro! ¡a otro! ¡La cruza para el Cani! ¡Sí, sí, sí, lo pasa
al arquero y…. goooooooooooool! ¡¡¡Gooooooooooooooooooooooooooooooolllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
argentinoooooooooooooooo!!!
Argentina 1 – Brasil 0.
Buenas noches. Buenos recuerdos.
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