jueves, junio 05, 2014

Diario Mundial. Día -6

Fiebre amarilla

Diario Mundial. Día -6.
Ayer, en pleno horario laboral, con mi ropa de fajina, mis pantalones de laburante que me hacen sentir un poco más hombre, metí una gambeta digna del mejor burrito Ortega. Cintura endiablada, amague para un lado y salida para el otro: me fugué, sin aviso previo, y modifiqué mi itinerario. Trabajo en la calle y puedo hacerlo. Igualar mi maniobra con una gambeta del burrito es poco menos que una falta de respeto para con el burrito. Así fue como hice cola en una dependencia del Ministerio de Salud de la Nación para aplicarme la vacuna contra la fiebre amarilla.
Mientras aguardaba en la fila trataba de determinar quiénes de los que estábamos ahí tendríamos el mismo destino brasilero. Luego de un rato, al superar la timidez de los que no se conocen, empezamos a charlar en la cola. Un grupo de tres guasos partían este viernes hacia Brasil en un motorhome. Eran siete más el chofer. Tremenda organización, hermoso plan. Otro pibe se iba con la familia en auto. Un guaso partía el miércoles en bondi con una empresa de turismo. Un padre con su hijo se iban en avión. Todos teníamos algo en común: ninguno tenía entrada.
Nos advirtieron un par de cosas, me pincharon el brazo y salí. Ahora estoy protegido por diez años contra esa tal fiebre amarilla y ese mosquito de mierda que la transmite. Más tarde me enteré que no es obligatoria y que sólo los que viajen al nordeste la necesitan. Nosotros no iremos hacia allí pero quién sabe. Quizás terminamos en el medio del Amazonas, viviendo con una tribu de nombre impronunciable, rezándole a dioses confusos, comiendo tucanes, enfrentando leones, fumando de la misma que fumó Castañeda con Don Juan. Quizás me la pase tirado en una playa mirando las chicas pasar pero igual no descarto nada.
Mientras escribo esto Careca acaba de estrellar un tiro en el travesaño del Goyco. El Diego ya ha recibido varias patadas ante la pasividad del árbitro y Bilardo ya salió del banco a dar una indicación y acomodarse las champas. Fox Sports está pasando los octavos de final del Mundial del 90. ¡Cuántos recuerdos! ¿Será una señal? ¿Será que les ganaremos con toda injusticia a los brasileros? ¿Será que Messi, con el tobillo destrozado, se vestirá de héroe y le dará un pase tras tremenda jugada a un delantero de los nuestros para marcar el 1 a 0 inamovible? ¿Será que alguno de nuestros jugadores pueda sentir, o mejor dicho hacernos sentir, la camiseta como lo hacía el Diego? ¿Quién sería el Cani de este equipo? ¿Higuaín? No, Higuaín no. ¿Agüero? Tampoco. Quizás el boludón de Di María esté cerca de ser uno de esos jugadores que encara sin pensar. Mientras pienso estas boludeces los brasileros acaban de meter dos tiros consecutivos en los postes. Se deben querer matar. Branco todavía no lo sabe pero en algún  momento va a tener sed y ese trago pesará en su estómago. Los alfileres bilardistas brillarán en el medio de la cancha.
¡Qué grande el Diego, defendiendo de cabeza en un tiro de esquina brasilero! Burruchaga también era de los buenos. Pero en este partido se la pasó defendiendo. La verdad que ese equipo de Argentina daba ocote pero corrían todos. Yo lo único que pido como hincha es que den todo y ahí creo que está la diferencia con los jugadores actuales: no les creo nada. Son buenos, muy buenos. Tienen habilidad, rapidez, fama y dinero pero es difícil creerles. No hablo de la selección, hablo de los jugadores en general. Burruchaga le acaba de meter una linda patada a Ricardo Rocha y acto seguido mete un buen tiro desde afuera del área. Taffarel al corner. El pelotudo de Marcelo Araujo anuncia que entra Calderón por Troglio. Ni me acuerdo de Calderón pero se me hace que es un cambio defensivo.
Esta crónica desordenada, caprichosa y vomitiva terminará con el gol de Caniggia. Brasil patea su vigésimo corner errando un nuevo cabezazo. Las cámaras se posarán en una siempre rubia con camiseta amarilla en la tribuna tapándose la boca con gesto de sufrimiento. No te das una idea cómo te va a quedar la carita mi amor en un ratito. ¡Dejen de pegarle al Diego hijos de puta! Ya van a ver, ya van a ver. Patada artera desde atrás. El árbitro bien, gracias. Ni amarilla. Lo silban al Diego los tanos. Ya van a ver ustedes también. No se dan una idea cómo la van a tener adentro en un par de días. Me gusta el Vasco Olarticoechea, Ruggeri también. Bien Simón y el Goyco, claro. No sé qué habrá  visto Bilardo en jugadores como Basualdo, Monzón o Dezzoti. Parece que va a entrar Paulo Silas. Él no lo sabe pero en algún momento va a ser ídolo en San Lorenzo, con goles olímpicos y todo. Atentos. La agarra el Diego en la mitad de la cancha, engancha, se saca a uno de encima, ¡a otro! ¡a otro! ¡La cruza para el Cani! ¡Sí, sí, sí, lo pasa al arquero y…. goooooooooooool! ¡¡¡Gooooooooooooooooooooooooooooooolllllllllllllllllllllllllllllllllllllll argentinoooooooooooooooo!!!
Argentina 1 – Brasil 0.

Buenas noches. Buenos recuerdos.






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